Poco a poco vamos recuperando la normalidad, que, si bien no será nueva, sí será distinta. Más allá del paisaje de rostros distanciados a metro y medio y cubiertos por mascarillas, el tejido empresarial se enfrenta en lo evidente a limitaciones de aforo, separaciones por mamparas y labores de limpieza y desinfección constantes de probadores, sillas, mesas y locales. En lo no evidente vivirá pendiente de la evolución del consumo, de un posible nuevo cierre del grifo de la financiación y del rumor de un incremento de la presión fiscal que cuadre las maltrechas cuentas del Estado.
Indudablemente todo esto hace mella en el ecosistema emprendedor que, aunque en mayo mostró una leve mejoría, muestra mucha cautela. A lo largo del quinto mes del año, se crearon 3.302 nuevas empresas, lo que supone un 22% (587 en términos absolutos) más que en el mes de abril, según los datos que se recogen en el Radar Empresarial, elaborado por el Gabinete de Estudios Económicos de axesor, Un respiro necesario para la reactivación económica, que esconde una de las más importantes secuelas de la pandemia, los recortes en la inversión. El capital suscrito para la constitución de las nuevas sociedades fue de 129,99 millones de euros frente a los 269,65 millones de euros del mes precedente. Es decir, cayó a un ritmo de casi el 52%.