El imponente despertar del mercado inmobiliario parece estar dando la medida del verdadero alcance de la recuperación económica en España. El sector avanza a toda máquina y ya representa casi el 10% del PIB, algo no visto ni siquiera durante el máximo esplendor de la burbuja. Y nuestra expectativa es que la actividad va a ir a más durante 2018. Si nos fijamos solo en el sector residencial, nuestros modelos de previsiones apuntan a un crecimiento medio del 8% en las operaciones de compraventa, con un ritmo mensual claramente superior a las 40.000 operaciones. Es factible que este año se superen el medio millón de operaciones, algo que no ha sucedido en toda la década. Tanto la demanda de inversión, como la de reposición y la de primer acceso, van claramente al alza.
Pero no se trata solo de la vivienda. La pujanza del turismo, que sigue marcando récords históricos pese a impactos tales como la amenaza terrorista o la incertidumbre política en Cataluña, ha despertado el interés de los grandes inversores por los activos hoteleros. Igualmente, el auge del consumo está impulsando las inversiones inmobiliarias en los segmentos de retail y logística. Por último, el buen tono general de la economía, que logrará en 2018 su quinto año consecutivo de crecimiento, se debería traducir también en nuevos bríos para el mercado de oficinas.