La nueva fecha de término es el 31 de octubre. Nadie desea una salida abrupta del Reino Unido de la UE y Europa ha optado por otorgar una prórroga de seis meses a Theresa May antes de exponerse a los efectos imprevisibles de un Brexit sin acuerdo. La amenaza, por tanto, continúa ahí, paralizando decisivas iniciativas europeas -como la arquitectura ya pactada para prevenir futuras crisis financieras en la Unión-, comprometiendo la ya debilitada actividad económica de la región; y manteniendo en vilo a decenas de miles de empresas europeas que tienen en el Reino Unido uno de sus principales mercados.
Las grandes cifras ayudan a entender lo que está en juego. La UE supone el 47% del mercado de las exportaciones británicas de bienes y el 49% de las de servicios y el flujo bilateral se cuenta por billones de euros. Si centramos el foco en España, el Reino Unido es el segundo destino más importante de la inversión española en el exterior, del mismo modo que España lo es del Reino Unido, y el quinto si lo que se mide son las exportaciones, según la información de la Secretaría de Estado de Comercio. Los intercambios de bienes y servicios entre ambos países rondan los 30.000 millones de euros y son más de 10.000 las empresas españolas que venden sus productos en el mercado británico.