La incertidumbre sobre la economía global ha hecho saltar por los aires los buenos augurios sobre la marcha de la economía de Latinoamérica y el Caribe. A comienzos de año, se daba por superado el bache que supuso la caída del PIB regional en 2015 y 2016 y las proyecciones apuntaban a un mayor crecimiento que en 2017. Sin embargo, el panorama ha cambiado radicalmente desde la primavera pasada y ha llevado a una brusca corrección de los pronósticos. En abril el FMI esperaba un aumento del PIB de América Latina del 2 % y la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) del 2,2 %, previsiones que en seis meses ambos organismos han reducido en ocho y nueve décimas, respectivamente, al 1,2 % y al 1,3 %. ¿Qué ha ocurrido?
Las economías latinoamericanas son abiertas y sufren con la coyuntura mundial. Existe una gran incertidumbre en aspectos como la batalla arancelaria y las políticas proteccionistas de la Administración de Donald Trump y, tras varios años de tipos de interés en mínimos históricos en EEUU y Europa, la normalización de las políticas monetarias.