
El COVID-19 agota el tejido empresarial de España. Atrás queda la alegría inversora de hace un par de años, cuando empezaban a florecer los “brotes verdes”. El coronavirus ha contagiado de miedo a las empresas.
Si en la calle, con los rebrotes en aumento, los ciudadanos, las autoridades y ciudadanos extreman las medidas de protección, los negocios también hacen lo propio y, quienes pueden, guardan lo que les queda para los malos tiempos que vendrán a la vuelta del verano y que amenazan a sectores claves para la economía española como el turismo.
Buena cuenta de ello, dan los datos de ampliación de capital que recoge el Radar Empresarial de Ampliaciones de Capital de axesor al cierre del primer semestre del año. Hasta junio, las empresas españolas movilizaron 9.509 millones de euros, cantidad muy inferior a los 14.335 del mismo periodo de 2019 y que en términos relativos representa casi un 34% menos. La cifra aún preocupa más si tenemos en cuenta que los concursos de acreedores se dispararon tras la vuelta a la normalidad un 154%. Si a lo anterior le añadimos que entre mayo y junio las empresas redujeron un 126,52% más de capital, el panorama no se presenta nada halagüeño.