Pese al alza inflacionista y a las incertidumbres que sobrevuelan las economías europeas, si atendemos a tantos titulares de prensa y al discurso del Gobierno, se puede pensar que España avanza a buen paso por la línea ascendente de la recuperación.
Es cierto que los datos, en principio, respaldan esta tesis. Por ejemplo, los resultados de la contabilidad nacional elaborada por INE (Instituto Nacional de Estadística), con un ritmo de crecimiento del 5%, mejoraba la previsión de la mayoría de las casas de análisis y organismos internacionales como el FMI o la propia Comisión Europea. Y en el caso del mercado laboral, el crecimiento continuado de la afiliación, la contratación indefinida y, en términos de paro, con “el mejor enero desde 1.998”.