La economía no descansa en vacaciones. Menos aún si está inmersa en un clima desfavorable de inflación, subida de tipos de interés, los efectos de la sequía en la agricultura y las derivadas del conflicto entre Rusia y Ucrania respecto a los costes energéticos.
Mercados, empresas y familias sufren esta incertidumbre y eso se deja notar en la iniciativa emprendedora que cierra los siete primeros meses del año en negativo. Así se desprende del Radar Empresarial de Concursos de Acreedores y Creación de Empresas a cierre del pasado mes de julio elaborado por el Gabinete de Estudios de axesor an Experian company. En el séptimo mes del año la creación de empresas se contrajo más de un 15% interanual, arrastrando el acumulado a lo largo del ejercicio a un menos tres por ciento respecto a las cifras registradas el pasado 2021. En números redondos, en lo que llevamos de 2022 se han creado 62.979 sociedades mercantiles frente a las 64.924 de hace un ejercicio. Es decir, 1.945 menos.
Esta caída viene provocada por el frenazo que se ha producido en algunos de los sectores de mayor valor añadido para la economía y sobre los que se debería sustentar el cambio de modelo productivo en España como son la industria y la energía. A ellos se suma la marcha atrás del emprendimiento en las actividades financieras y de seguros, lo cual podría tratarse de un indicativo del agotamiento de las Fintech y las Insurtech. Llama también la atención el retroceso de más del 15% y del 10% que se ha registrado en el comercio y las actividades de transporte y almacenamiento -directamente vinculadas a las compras online, síntoma de la ya patente contracción de la demanda que se prolongará hasta final de año y, al menos, todo el primer semestre de 2023 debido a la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores por los desmesurados niveles de inflación que estamos soportando.
Inflación que, si bien ha descendido cuatro décimas en agosto medida en sus términos más globales -que incluyen los precios energéticos-, cerrará el año en el entorno del 10%, lo cual no es buena noticia. Además, esta moderación de la tensión inflacionista no se está trasladando a ‘los básicos’, como pueden ser la mayoría de las materias primas o el precio de los alimentos. Todo lo contrario, la llamada inflación subyacente se eleva hasta el 6,4%, tres décimas por encima del mes de julio.
Ante este panorama, la inversión de empresas está sufriendo un frenazo, que se refleja no solo en los datos de constitución de empresas que ya hemos referido, sino que también lo hace en la inversión inicial desembolsada para la Constitución de nuevas empresas, que cae más de un 12,5% interanual. Desde los casi 3.333 millones de euros de los siete primeros meses de 2021 hasta los poco más de 2.915 de este año 2022.
Dicho lo anterior, el Radar Empresarial de axesor an Experian company recoge otro dato que ya se venía revelando en los meses anteriores y cuya lectura va más allá de las cifras. El emprendimiento en las actividades inmobiliarias y la hostelería aumentó un 9,4% y un 11,3% respectivamente. Entre ambos sectores sumaron 13.074 nuevas sociedades, es decir, casi el 21% del total. A la vista de estos últimos datos y teniendo en cuenta el conjunto de los mismos, la pregunta es evidente es ¿estamos ante la repetición de un modelo productivo que desembocó en la crisis de 2008?
Es por este motivo por lo que se hace imprescindible que los Fondos Europeos se destinen a proyectos que ejerzan de tractor de la economía y mejoren la competitividad de nuestras empresas, apoyando a sectores de alto valor añadido como la industria y la tecnología. España y su tejido empresarial pueden posicionarse como referente en ámbitos como el desarrollo y la fabricación de automóviles sostenibles, la energía eólica y solar, la tecnología digital aplicada a la investigación y la logística.