Todo ha cambiado de repente. Las ampliaciones de capital del tejido empresarial español llevaban años bajando de intensidad. No es que a la estadística estuvieran empezando a salirle telarañas, pero es cierto que cada vez se movilizaba menos dinero, ante la clara mejoría de la actividad económica, la reactivación del flujo de crédito y el aparente final de los procesos de reestructuración del sector bancario. Si 2016 marcó mínimos de la crisis en términos de volumen, los dos primeros meses de este año eran los de menor importe acumulado desde la entrada en vigor del euro. Y entonces llegó junio… llegó el récord histórico de 8.336,8 millones de euros (un incremento interanual del 149% según los cálculos de nuestro Gabinete de Estudios Económicos), que eleva el saldo semestral a 23.521,7 millones de euros, el nivel más alto en tres años. ¿Qué ha sucedido? Lo que ha ocurrido es que un grupo empresarial ha irrumpido con la fuerza atronadora de un elefante, llevando a cabo operaciones de gran calado a través de diversas sociedades en los sectores inmobiliario y financiero.