Nunca se había movido tan poco dinero en abril a través de ampliaciones de capital. En concreto, las sociedades mercantiles canalizaron el mes pasado 1.978,3 millones de euros, según los datos analizados por nuestro Gabinete de Estudios Económicos y publicados en nuestro Radar Empresarial. Uno de los datos más llamativos es la caída en picado de los importes que mueve el sector de actividades inmobiliarias, que solo en abril retrocedieron un 42,1% (372,59 millones de euros): el ladrillo pierde aire.
De acuerdo con los datos públicos, la compraventa de viviendas continúa al alza en España, lo que debería animar al sector inmobiliario. Adicionalmente, nuestra previsión es que la morosidad, tanto de hogares, como de las empresas del sector inmobiliario, continúe bajando, lo que debería impulsar también a un mercado que en España siempre levanta el vuelo cada vez hay perspectivas de mejoría económica. Y las ampliaciones se efectúan normalmente para financiar proyectos de expansión y crecimiento, si bien es cierto que algunas empresas recurren a ellos para sortear dificultades económicas. Sin embargo, los números de las ampliaciones revelan que las efectuadas por el sector inmobiliario han caído (en términos interanuales) en tres de los cuatro meses que llevamos cerrados en 2017.
El saldo acumulado por el sector en los cuatro primeros meses del año es de 1.970,72 millones de euros, un 38,6% menos que en 2016, una reducción de los volúmenes de nada menos que 1.241,1 millones de euros, prácticamente lo mismo que la suma de los otros nueve sectores que registran descensos interanuales en la estadística. Estos niveles son los más bajos desde 2010.
Se agrava así la tendencia que comenzó precisamente hace un año, cuando el sector inmobiliario empezó a perder empuje después de un 2015 fantástico y terminó cerrando el ejercicio con 5.900,36 millones de euros movilizados, unos 1.747 millones de euros menos que en el año anterior. Si se mantiene el ritmo actual, la caída de volumen que registra el sector inmobiliario superará antes del verano todo lo que se perdió en 2016. De mal en peor.
¿Qué está sucediendo? Pese a la reanimación del mercado inmobiliario, aún queda un gran stock de vivienda por absorber, es una recuperación desigual (la mejoría se nota sobre todo en las zonas prime), la capacidad adquisitiva continúa constreñida, los bancos tienen muchas más exigencias a la hora de conceder préstamos y aún están inmersos en su propio proceso de ajuste, y, un dato muy importante, según nuestro último Boletín Trimestral Pulse, la morosidad todavía afecta a más de uno de cada cuatro créditos concedidos a las empresas inmobiliarias y de la construcción.
El sector espera con expectación la reactivación de grandes proyectos urbanísticos que pueden insuflar nueva vida a la actividad, como los que están previstos en el norte y el sur-oeste de Madrid capital. Pero de momento, la realidad es que la actividad, al menos en lo que se refiere a ampliaciones de capital, baja claramente de intensidad.
Mientras, el sector de la construcción mantiene todavía una mejoría del 23,3% en el cómputo de enero-abril (capta 1.577,53 millones de euros). Las cifras mejoran también a las de 2015 (en los cuatro primeros meses de aquel año se acumularon 1.426 millones de euros), pero palidecen ante los 2.766,97 millones de euros de 2014 en el mismo periodo.
Completando el círculo, el sector financiero también mejora sobre 2016 (un 8,2%), con un total de 3.223,78 millones, pero una parte no pequeña de esos importes no corresponden a operaciones de la banca, sino de holdings empresariales. Por otra parte, es habitual que la banca acometa ampliaciones de capital no porque tenga en mente proyectos para crecer, sino para reforzar capital ante las crecientes exigencias del mercado y los reguladores. Sea como fuere, los tres sectores más estrechamente vinculados al inicio de la crisis económica (construcción, inmobiliario y financiero) suman en lo que va de año 6.772,03 millones de euros, un 51,4% de los 13.169,7 millones de euros movilizados; es decir, uno de cada dos euros captados por el tejido empresarial español.