La denominada crisis de la deuda, que arrancó en 2010 como una evolución de los problemas financieros que estallaron con la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008, ha sido aplacada. Los gobiernos de la zona euro rescataron a sus bancos y, por primera vez en muchos años, el miedo a que se produjeran impagos en los bonos soberanos de algunos países hizo saltar todas las alarmas. Incluso la ruptura del euro llegó a estar encima del tapete.
La prima de riesgo de la renta fija pública española a 10 años frente al venerado bund alemán llegó a superar los 600 puntos básicos en el peor momento, allá por julio de 2012. España gestionaba entonces el rescate de la banca en problemas -con Bankia a la cabeza-, y los inversores huyeron hacia los países triple A. En Europa, este selecto club ha quedado reducido a Alemania, Holanda, Luxemburgo, Suiza, Noruega, Dinamarca, Suecia. Y, de estos siete, solo los tres primeros pertenecen a la zona del euro.