Salir al exterior ha supuesto siempre un balón de oxígeno para las empresas de cualquier tamaño en épocas de crisis. La caída de la demanda interna se compensa con las ventas en los mercados foráneos, que ayudan a mantener la capacidad de producción. Así ocurrió en la gran crisis iniciada en 2008, durante la cual no pocas pymes españolas vieron en la exportación una alternativa válida al descenso del consumo interno. Cuando se remontaron los efectos de la gran recesión, algunas pymes se replegaron de nuevo hacia el mercado español pero la mayoría ya no dejó de exportar.
En la actualidad, el mundo se enfrenta a otra crisis económica de proporciones considerables debido a la pandemia de Covid-19. "Ahora la recesión está más extendida, es más complicado salir fuera", afirma Asier Minondo, profesor de la Deusto Business School. "En 2008, había países que resistieron mejor la recesión que otros y eso habría oportunidades de negocio, pero actualmente los problemas afectan a todos por igual", añade. Los números así lo atestiguan. En el periodo de enero a mayo de este año, las exportaciones españolas de mercancías disminuyeron un 17,2% respecto al mismo periodo de 2019, según los últimos datos de ICEX España Exportaciones e Inversiones, conocido antes como Instituto Español de Comercio Exterior. Las ventas a la Unión Europea, que supone casi el 60% del mercado para España, cayeron en los cinco primeros meses un 16,7% y a la zona euro, un 16,8%.