El nuevo Gobierno, sea cual sea, tiene por delante una yincana endiablada en lo económico. No lo va a tener fácil. La Comisión Europea, con Alemania como guardián de la ortodoxia, presiona para que España corrija los desequilibrios macroeconómicos más evidentes mientras se mantienen, apenas mitigados, los desgarrones causados por la crisis: paro, desigualdad, precariedad laboral, pobreza y crisis en el sistema de pensiones.