Las ampliaciones de capital son un mecanismo de las empresas para financiarse apelando a sus accionistas y a inversores, que deciden apostar por el futuro de la empresa suscribiendo acciones. El dinero captado a través de ampliaciones puede tener diversos destinos, financiar el circulante, reforzar capital o impulsar la actividad exterior, por ejemplo, pero en todo caso supone una señal de confianza de la propia empresa en el mantenimiento de su actividad y en las perspectivas económicas. Pues bien, lo que el tejido empresarial se está encontrando delante es una densa niebla de incertidumbre. Las perspectivas económicas siguen siendo relativamente positivas, aunque cada vez menos y con claras señales de desaceleración. Sin embargo, lo que más preocupa son los numerosos frentes de resultado incierto, como la guerra comercial o el Brexit, cuyas potenciales consecuencias son extremadamente difíciles de calibrar. Y este espeso mar de niebla también está afectando a las ampliaciones de capital: después de un comienzo de año fulgurante, con un crecimiento superior al 57% en enero, las ampliaciones han virado bruscamente hacia una tendencia bajista. Así, el mes de febrero marcó un nuevo mínimo histórico, con unos importes de 2.926,3 millones de euros, una caída del 17,3% respecto al mismo mes del año pasado, según los datos publicados en el Radar Empresarial elaborado por nuestro Gabinete de Estudios Económicos.