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Días oscuros para la banca… menos por la morosidad

Días oscuros para la banca… menos por la morosidad

El sector bancario vuelve a estar señalado a consecuencia de las idas y venidas sobre el Impuesto de Actos Jurídicos Documentos (AJD), una tasa que cobran las comunidades autónomas y que supone la mayor parte de los costes de formalización de los préstamos hipotecarios. Durante más de 20 años ha sido el cliente quien se hacía cargo de este gravamen. Sin embargo, desde el Real Decreto aprobado el pasado día 8 de noviembre, serán los bancos quienes tengan que asumir el pago del impuesto. A lo largo de las últimas semanas se ha generado gran incertidumbre que, sin duda, se ha trasladado a la actividad de la concesión de hipotecas y, por tanto, a la compra-venta de viviendas. Las dudas persisten ahora, después del decreto-ley, sobre cómo impactarán estos cambios legislativos en las condiciones de los nuevos préstamos. Este frente abierto llega en un momento en el que el escepticismo sobre la fortaleza de la actividad económica se extiende entre empresarios y consumidores. Desde axesor constatamos que la economía española goza de buena salud, pero inevitablemente está en un entorno más maduro de un ciclo expansivo que ya dura cinco años. La buena noticia es que toda esta serie de complicaciones se da en un momento en el que la morosidad está bajo mínimos, convirtiéndose así en el alivio que necesitaba la banca para estos momentos adversos.

Así, de acuerdo con nuestro último Boletín Trimestral de Morosidad PULSE, la tasa de morosidad podría cerrar el año en un nivel próximo al 5,69%, a una distancia sideral del 13,62% que llegó a registrarse a finales de 2013. Los componentes de esta disminución que pueden ayudar a la banca a superar el trago del Impuesto de AJD se dividen fundamentalmente en morosidad de hogares y morosidad de empresas constructoras e inmobiliarias y es precisamente en esta última donde ha mejorado claramente a lo largo del último año.

La morosidad de las empresas vinculadas al ladrillo ha sido la gran amenaza que se extendía por el sector bancario. En 2012, los créditos dudosos llegaron a superar los 100.000 millones de euros, mientras que el crédito total no alcanzaba los 300.000 millones. Es decir, uno de cada tres préstamos a empresas inmobiliarias o de la construcción era fallido, lo que hacía del sector un auténtico territorio minado para las entidades financieras. Durante años, mientras que los hogares daban muestras de una gran disciplina y la morosidad se mantenía relativamente contenida, las empresas del ladrillo tenían una digestión ingente por delante.

Pero este año ha llegado el momento del gran ajuste para el sector. Los créditos dudosos han experimentando una caída de nada menos que el 50%, pasando de ser el “enfermo” de la morosidad, a convertirse en el principal contribuyente a la mejora general de la tasa, pues el ajuste en los hogares está ya bajando de ritmo. Así, la proyección recogida en nuestro Boletín Trimestral de Morosidad PULSE apunta a que el volumen de créditos dudosos de las empresas constructoras e inmobiliarias cerrará el año en unos 10.752 millones de euros, unos niveles que no se veían desde mediados de 2008, cuando todavía había dudas sobre si realmente la economía se adentraba en una fase de crisis económica o no. La tasa de morosidad, que en sus tiempos llegó a ser completamente marginal, como ocurría con los hogares, concluirá 2018 con un rango de aproximadamente el 9,1%. Es cierto que la morosidad de los hogares cerrará el ejercicio en niveles mucho mejores entorno al 4%, pero el dato refleja un cambio de panorama sustancial.

Estos buenos datos sobre el grado de cumplimiento con sus obligaciones, tanto de empresas como de ciudadanos, llegan en el momento oportuno: los problemas comentados anteriormente coinciden con el constante rumor de una burbuja en el segmento inmobiliario. Las exigencias legales a la banca de mayor liquidez y capital, el intenso proceso de saneamiento del sector y las lecciones aprendidas de la crisis hacen que la industria financiera sea hoy mucho más selectiva a la hora de conceder financiación. Pero las vulnerabilidades del escenario económico están ahí y la notable caída de la morosidad es el alivio que los bancos necesitaban en un momento como el actual.

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Etiquetas: axesor Banca economía España PULSE

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