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Mayday, mayday para las ampliaciones de capital

Mayday, mayday para las ampliaciones de capital

El conocido término mayday fue inventado en los años veinte del pasado siglo en Inglaterra con el objetivo de idear una señal de socorro que fuera fácilmente reconocida por todos los operadores aeroportuarios del mundo y constituye una adaptación de la expresión francesa m’aider (ayúdenme). Pues bien, las ampliaciones de capital enviaron en julio una clara señal de auxilio: el volumen registrado el mes pasado fue el más bajo desde la entrada en vigor del euro: 1.943,4 millones de euros. Supone un nuevo hito en el descenso en picado de las ampliaciones, pues nunca se había registrado un mes de julio con menos de 2.000 millones de euros.

En términos acumulados, el mayday de las ampliaciones de capital es igual de dramático: el saldo de los siete primeros meses es de 16.178,76 millones de euros, una caída del 40,1% en términos relativos. De nuevo, la pérdida de altura es mayúscula, pues nunca hasta este año se había saldado el periodo de los siete primeros meses del año con un volumen inferior a los 20.000 millones de euros, hablamos siempre en términos nominales, sin primas de emisión.

Si las ampliaciones de capital fueran una nave aérea, habría dos motores que se apagan y que explican el rápido descenso que está experimentado la estadística. Los dos motores averiados que están echando humo son precisamente los principales: actividades financieras y actividades inmobiliarias. Ambos sectores brillaron con mucha fuerza en 2017, principalmente por una gran operación de reestructuración acometida en la segunda mitad del año, pero ahora se están quedando sin combustible y el resultado es que las ampliaciones de capitales se precipitan hacia el abismo.

El sector de actividades financieras lleva en lo que va de año unos 4.318 millones de euros. Esto es una cantidad importante, tanto que equivale a más de la cuarta parte de todos los importes canalizados por el conjunto de las sociedades mercantiles. Sin embargo, es el nivel más bajo para este sector desde el año 2005. Por una parte, todas las grandes operaciones de saneamiento de la banca han concluido ya, por lo que por esa parte hay poco combustible para alimentar el motor. Por otro lado, la banca ya ha reforzado su estructura de capital, por lo que la urgencia por cometer nuevas operaciones de ampliación disminuye, menos combustible todavía. Por último, a pesar de que los tipos de interés están muy bajos, lo que erosiona los márgenes del sector financiero, aunque la actividad económica está en pleno crecimiento (este será el sexto año del ciclo expansivo de la economía española) y el flujo de crédito se ha normalizado, no solo para que los bancos concedan préstamos, sino también para que ellos mismos obtengan financiación.

En el caso del motor de actividades inmobiliarias, la situación es todavía más grave: los 2.907,4 millones de euros movilizados en los siete primeros meses del año no solo implican una caída en términos relativos del 61,8%, sino que además representan un mínimo histórico para el sector. La actividad inmobiliaria está creciendo con rapidez en España, crece el número de operaciones de compraventa de viviendas y crecen también los visados de obra nueva. Pero al contrario que en la época de la burbuja, el sector se ha saneado, se ha profesionalizado y el mercado no crece de forma generalizada, sino que está centrado en aquellas operaciones con verdadero potencial y demanda, lo que hace que las empresas del sector tengan menos presión para recurrir a la fórmula de las ampliaciones de capital y así el combustible de este motor también escasea rápidamente.

Las expectativas de que las ampliaciones de capital puedan remontar el vuelo y enderezar el rumbo son bajas en el corto plazo, pues el mes de agosto es tradicionalmente un mes con muy bajos volúmenes de actividad. Mayday para las ampliaciones en su vertiginosa caída a mínimos históricos.

Categorías: Radar Empresarial

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