Ante la adversidad y las dificultades para obtener financiación crediticia, las empresas siguen recurriendo a las ampliaciones de capital. De acuerdo con los datos recogidos por nuestro Gabinete de Estudios Económicos las ampliaciones de capital de la economía real, es decir, excluido el sector financiero, suman en los cinco primeros meses del año 15.845,8 millones de euros. Si desglosamos el dato entre pymes y grandes empresas, el resultado es que las pequeñas y medianas empresas han ampliado capital por 9.886,6 millones, evidenciando el gran esfuerzo que están haciendo estas compañías. Desde el año 2008, las pymes han ampliado capital por un importe acumulado de 106.567 millones de euros, una cifra equivalente al 10,6% del PIB nacional. En lo que se refiere a las grandes corporaciones, éstas han ampliado capital por un importe de 5.959,18 millones de euros. En el cómputo de la crisis, el saldo de las grandes sociedades se eleva a 87.355,94 millones de euros. Es lógico que las grandes corporaciones no acudan a esta fórmula, habida cuenta de que tienen más facilidades para obtener préstamos bancarios o acudir al mercado de capitales emitiendo deuda, cosa que están haciendo de forma casi masiva en los últimos meses.

La necesidad de los equipos financieros por demostrar ser los mejores está recogiendo titulares históricos en la prensa española. En el último mes se han atropellado las compañías por establecer el récord del coste de financiación más barato del mercado nacional entre los plazos medios de colocación (entre los cinco y diez años). El interés por encontrar un hueco de notoriedad ha llevado a compañías como Iberdrola a emitir a siete años ‘y medio’ para establecer su propia plusmarca y salir bien parada en la foto.

Aunque el verdadero objetivo de toda esta avalancha de emisiones a precios bajos es reducir los costes financieros, aprovechando el bajo precio del dinero, a través de una complicada ingeniería financiera que en la práctica consiste en amortizar deuda cara (emitida en mercado o financiación bancaria) por otra nueva más barata. El ejemplo de esto último es el propio El Corte Inglés, que para coger las mejores condiciones existentes en el mercado para reducir su complicada situación financiera ha contratado a Morgan Stanley para iniciar un proceso de reestructuración de su deuda por 5.000 millones de euros. 

La economía española parece dar algunos indicios positivos, como pone de manifiesto el hecho de que el paro haya descendido durante tres meses consecutivos. Sin embargo, los concursos de acreedores de sociedades mercantiles siguen creciendo en España a un ritmo del 35% interanual, según los últimos datos recopilados por nuestro Gabinete de Estudios Económicos en el Radar Empresarial. Entre enero y mayo se han declarado 4.158 insolvencias judiciales por parte de sociedades mercantiles y, adicionalmente, otros 442 procesos concursales correspondientes a autónomos, particulares y entes no mercantiles.

Las pequeñas y medianas empresas juegan un papel fundamental en la economía española: representan el 99% del tejido empresarial nacional y son generadoras de cerca del 60% del empleo. La virulencia y profundidad de la crisis supone un auténtico desafío para las pymes que ven como, a medida que avanza la crisis, las dificultades para obtener financiación son cada vez mayores. Estamos hablando de un problema de primer orden, ya que además de recursos para acometer nuevas inversiones o proyectos, también se trata de directamente sufragar el circulante, es decir, los costes corrientes inherentes a la actividad diaria.

La creación de empresas registró en abril su nivel más alto en cinco años, al situarse en 9.389, según los datos recopilados por nuestro Gabinete de Estudios Económicos. Estas cifran implican que, durante el mes de abril, cada hora se crearon 13 nuevas empresas. En el conjunto del año, ya han nacido 34.060 empresas, lo que evidencia la capacidad emprendedora, ante la difícil coyuntura económica que atraviesa el país.

Desde el año 2008 se han creado más de 460.000 empresas, la mayoría de ellas son pequeños negocios y su verdadera  prueba de fuego es resistir la virulencia de la crisis, la caída del consumo y las dificultades para obtener liquidez.