A lo largo de toda la crisis se ha insistido en la necesidad de la normalización del flujo de crédito para que la economía pudiera volver a crecer. España, sin embargo, está logrando su particular cuadratura del círculo: el PIB crece, mientras la masa de crédito desciende. Nuestro Gabinete de Estudios Económicos acaba de publicar la última edición de PULSE, nuestro Boletín Trimestral de Morosidad, en el que se constata que el saldo total de crédito no solo cayó el pasado mes de agosto casi un 4%, sino que seguirá descendiendo hasta situarse al cierre del año en el entorno de 1,23 billones de euros, lo que supondrá una caída en términos interanuales superior al 4%. Mientras tanto, nuestra proyección es que el crecimiento del PIB estará ligeramente por encima del promedio mundial y culminará 2016 con una mejora del 3,2%.