Las Islas Canarias registraron un septiembre cálido y soleado, haciendo honor a su fama de refugio de buen tiempo cuando este comienza a estropearse, al finalizar el verano, en el resto de España. Septiembre, sin embargo, no fue bueno para el archipiélago en otros aspectos. ¿Recuerda usted el apagón en Tenerife con el que se cerró el mes? La isla estuvo más de nueve horas sin suministro eléctrico por un incidente en una subestación. Antes de ello, la quiebra del gigante turístico Thomas Cook puso a temblar a una comunidad autónoma que cimienta la mayor parte de su PIB en ese sector. Hoteles y empresas de transporte son los más afectados, y habrá que ver cómo influye en ellos la situación devenida con la quiebra del turoperador británico, que tuvo lugar el 23 de septiembre. Uno de los riesgos es que los impagos o la previsión de los mismos estén arrastrando a proveedores a los juzgados de lo Mercantil para iniciar el procedimiento hacia el concurso de acreedores. Y entonces lloverá sobre mojado, porque Canarias se sitúa ya en estos momentos a la cabeza de todas las comunidades autónomas de España por el crecimiento que están experimentando las insolvencias en las islas.

¿Ha escuchado usted hablar de la guerra comercial entre Donald Trump y China? Estamos prácticamente seguros de que sí, porque es uno de los temas que aparecen prácticamente a diario en periódicos, televisiones y radios por las implicaciones, entre otras cosas, que puede tener para la economía europea y para la española. En este post queremos hablarle también de comercio, pero con la venia de Trump y de su homólogo chino, Xi Jinping, no vamos a hablarle del comercio internacional y de las batallas abiertas por las dos potencias, sino de la situación del comercio en España.

El comercio es una de las actividades clave para la economía española. Aporta aproximadamente un 12% al PIB del país, por detrás del turismo y la construcción. A cierre de 2018, el sector contaba con 3.247.400 trabajadores afiliados a la seguridad social (un 18% del total), según los datos del Ministerio de Empleo. Cuando se habla del comercio como sector, se incluye tanto el comercio al por menor, como el comercio al por mayor, así como la venta y reparación de vehículos.

Los términos subvención y ayuda pública se emplean muchas veces con connotación negativa. Y es cierto que, si echamos la vista atrás, encontramos ejemplos de dinero público mal empleado. Con frecuencia, son un aspecto muy controvertido de la gestión pública. Pero no hay que confundir la mala intención de un gestor específico o su ineficacia con los efectos de las subvenciones y ayudas públicas. Tal y como recogemos en nuestro Anuario de Administraciones Públicas 2018, estas están pensadas como un apoyo financiero para aumentar la productividad de determinados sectores y para impulsar la innovación y la eficiencia en los mismos. Y todo ello, a su vez, redunda en una mejora de la economía del país. En un mercado perfectamente competitivo no habría forma de justificar una subvención, pero el español no lo es. Y las subvenciones y ayudas públicas sirven para mejorar la productividad del país y de las regiones ante los conocidos fallos del mercado.

Un concurso de acreedores es el procedimiento legal que tiene lugar cuando una persona física o jurídica cae en una situación de insolvencia sin poder hacer frente a todos los pagos que adeuda. En el Gabinete de Estudios Económicos de axesor registramos mensualmente los que se declaran en el tejido empresarial español (los que aparecen publicados en Fuentes Oficiales). Hemos comprobado que la mayoría de estos procesos termina en el cierre de la empresa, lo que se traduce entre otras cosas en una pérdida de puestos de trabajo. Si se confirma una desaceleración profunda de la economía, es probable que veamos crecer las insolvencias empresariales y el cierre de empresas, algo de lo que ya fuimos testigos durante la última crisis económica.

La creación de empresas en España volvió a conquistar un ochomil en julio, que es el mes en el que comienza el segundo semestre y, con ello, la cuenta atrás hacia final de año. Cual montañero avezado y pese a la incertidumbre sobre la formación de gobierno -por consiguiente, con la inquietud sobre una posible nueva prórroga de los presupuestos-, el emprendimiento escaló bien en el séptimo mes del año. En el país se registraron 8.052 nuevas sociedades mercantiles. Esta no es ni mucho menos la mayor cifra para un mes de julio en los últimos diez años. La cima de la última década en un séptimo mes del año está marcada por las 8.639 nuevas empresas que abrieron sus puertas en julio de 2016. Pero es importante que, después de dos años bajo ese número, se hayan vuelto a crear más de 8.000 empresas. En 2018, las sociedades mercantiles registradas en julio fueron 7.938 y en 2017 sumaron 7.632. Las 8.052 de julio de 2019 parecen pues confirmar una tendencia al alza en el inicio del segundo semestre del año.