A los malos datos de concursos de acreedores, creación de empresas e inversión inicial, se añaden ahora los relativos a las ampliaciones de capital. Octubre cerró con una contracción del 9% interanual en el número de operaciones de ampliación de capital, lo que se tradujo, a su vez y casi correlativamente, en una caída del volumen de capital ampliado cercana al 10%. Esto es, 1.627 millones de euros menos de inversión.
Además, según se extrae del Radar de Ampliaciones de Capital elaborado por el Gabinete de Estudios Económicos de axesor an Experian company, aunque en términos de reducción de capital la desinversión fue un 74,5% inferior a la del mismo mes de 2020, el número de operaciones se incrementó más de un 30%, lo que significa la friolera de 1.325 más.
Las empresas amplían capital bien para acometer nuevas inversiones, bien para amortizar o reestructurar deuda -lo que implica un elevado grado de confianza en que dicha deuda va a ser cubierta en el corto o medio plazo-, o bien para abonar dividendos mediante acciones. En cuanto a las reducciones de capital, las sociedades mercantiles recurren a ellas cuando el capital social excede de las necesidades propias de las mismas, o bien cuando atraviesan por una situación financiera compleja que requiere un ajuste de fondos propios y de ratios financieros.