La pandemia del COVID ha puesto a prueba dos de las más manidas aseveraciones de Albert Einstein. El físico alemán que formuló la teoría de la relatividad decía que “es en épocas de crisis cuando nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias” y que “sin crisis no hay méritos”. Si bien, esto puede estar siendo así en algunas, o muchas, economías mundiales, parece que, en el caso de España, seguimos apalancados en la misma zona de confort que nos llevó a la ruina en 2008.
A la vista de los datos de ampliaciones de capital a cierre de 2021, recientemente publicados por el Gabinete de Estudios Económicos de axesor an Experian company, la economía española y su tejido empresarial se está reconstruyendo sobre los pilares del ladrillo y del sector financiero. La inversión total a lo largo del ejercicio superó los 28.700 millones de euros, un 50% más que en 2020. De esta cantidad, casi el 70% se atribuyó a bancos y aseguradoras, a actividades inmobiliarias y a la construcción. Bajando al detalle, los primeros ampliaron cerca de 12.600 millones de euros de capital y los segundos, algo más de 7.140 millones de euros.
Además del decisivo impulso de las operaciones de CaixaBank, en marzo, y de Unicaja, en agosto, la banca estaría, por un lado, rearmándose para afrontar nuevas adquisiciones a nivel internacional, como las que se barajan en los casos del Banco Santander -en EEUU, Brasil y Reino Unido- y BBVA -México y Turquía, y, por otro, para afrontar una mejora en el pago de los dividendos a final de este ejercicio de 2022. En cuanto a las inmobiliarias y constructoras, parecen estar tomando posiciones ante la posibilidad de sacar partido del mercado residencial, logístico y de oficinas.
La tesis de la toma de posiciones de las empresas del sector inmobiliario y de la construcción cobra fuerza si analizamos las operaciones de ampliación de capital registradas y publicadas por el BME (Bolsas y Mercados Españoles). Más de una treintena se corresponden con “Socimis”, o lo que es lo mismo, sociedades que cotizan en bolsa cuya actividad se centra en la adquisición de inmuebles para su posterior arrendamiento. Además, llama la atención que muchas de ellas hayan recurrido a esta fórmula varias veces a lo largo del ejercicio y que la tendencia en lo que llevamos de 2022 siga siendo la misma. De las diez operaciones que se han formalizado entre el 1 y el 25 de enero, tres se corresponden con este particular tipo de sociedades inmobiliarias.
Esta circunstancia es todavía más llamativa si tenemos en cuenta lo recogido en la Ley de Vivienda propuesta por el Ejecutivo y que pende de un hilo tras el informe elaborado por el CGPJ (Consejo General del Poder Judicial), donde se alega que el hecho de limitar los precios del alquiler supone una invasión de las competencias en materia de vivienda que, recordemos, están cedidas a las autonomías. Así, teniendo en cuenta la polémica que ha suscitado el texto y los datos de operaciones de ampliación de capital, la conclusión es que el sector de las “Socimis”, no sólo no se cree la Ley, sino que está pasando por encima de las intenciones de los socios de Gobierno de Pedro Sánchez de acabar con su lucrativo negocio.
Por otra parte, también son significativas las operaciones de ampliación de capital llevadas a cabo por las grandes constructoras e inmobiliarias, como Sacyr, Ferrovial, OHL, Fomento de Construcciones y Contratas, Inmobiliaria del Sur, Ayco o Inmobiliaria Colonial. Movimientos que van en consonancia con un sector, el de la construcción, que el pasado ejercicio recuperó niveles prepandemia en términos de licitaciones y visados de obra nueva, y que, a falta de conocer los datos definitivos, crecerá en torno al 7%, según las previsiones de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC). Avance que se sostendrá por la inyección de los Fondos Europeos, buena parte de los cuales se deben destinar a rehabilitación y proyectos de energías limpias. Compañías como la catalana Enerside, dedicada al desarrollo de parques de generación fotovoltaica para terceros, saldrá a bolsa para llevar adelante sus planes de expansión y empezar, a partir de ahora, a desarrollar sus propios parques. Caso parejo es el de la danesa European Energy, que está ampliando capital en sus filiales con el objetivo de continuar construyendo parques eólicos y solares en España, concretamente en la zona de Levante (Comunidad Valenciana y Región de Murcia), donde se encuentra la mayor parte de los 12 proyectos que han desarrollado en nuestro país.
A la vista de todo lo anterior y, pese a que el ladrillo ya no sólo se coloca ni en altura ni en las grandes urbes, sino que, a través de placas y aspas, aprovecha el sol y el viento de la España vaciada, la economía sigue peligrosamente anclada al pasado y parece que, también, lejos de aquellos objetivos del plan de reindustrialización 20/20, que se quedaron, como aquel que dice, en el sueño de los justos.