Un 13% más de concursos de acreedores, un 2% menos de creación de empresas y un 40% menos de inversión inicial. Esta ecuación matemática es la aplicación práctica de lo que aconteció en el tejido empresarial de España el pasado mes de octubre.
Si bien los datos de paro registrado del décimo mes del año con 734 desempleados menos (-0,02%) y ocho meses de caída consecutiva suponen un alivio tras la crisis provocada por la pandemia, lo cierto es que el número de desempleados se estabilizó en casi 3,26 millones de personas. Cifra todavía por encima de las registradas en 2018 y 2019. En términos de afiliación, cabe también matizar los datos, se sumaron un total de 102.474 trabajadores, un 0,52% más, pero en términos desestacionalizados (es decir, descontando las contrataciones eventuales por el efecto calendario que marca, entre otros, a la hostelería, el turismo y el comercio), la variación fue de 80.392 nuevos afiliados, un 0,44% más, destacando las caídas en sectores como la educación (con 38.123 afiliaciones menos), y los sectores financiero y la del sector de fabricación de vehículos a motor (con cerca de 3.000 y más de 3.200 menos, respectivamente).
A lo anterior se añaden otros datos sobre los que merece la pena hacer una reflexión. El pasado octubre, se declararon un 13% más de concursos de acreedores que en el mismo mes de 2020. Se crearon casi un 2% menos de empresas y la inversión inicial para la puesta en marcha de estas nuevas sociedades fue un 40% menor. Datos que se recogen en el último Radar Empresarial de Concursos de Acreedores y Creación de Empresas elaborado por el Gabinete de Estudios Económicos de axesor an Experian company, y que ponen de manifiesto que las empresas españolas necesitan de la llegada de las ayudas aprobadas por el Gobierno, así como de los Fondos Europeos para consolidar la recuperación.
El Radar constata, además, que la terciarización de la economía española es una de las barreras a superar en los próximos años. Comercio, construcción y hostelería concentran casi la mitad (49,5%) del total de los 4.664 procedimientos concursales registrados en la veintena de sectores en los que axesor an Experian company divide la actividad económica.
Por otra parte, destaca el aumento de procedimientos que se está produciendo en la industria manufacturera. Las ventas de muchas empresas, que aún no habían levantado cabeza tras la pandemia, se han visto lastradas por la escasez de chips, suministros y materias primas, lo que ha impactado de pleno en sus cuentas de resultados.
En este punto no se trata de dejar de lado o menospreciar lo que nos diferencia del resto de economías europeas, sino de repartir mejor el peso, fomentar la vocación e inversión industrial y avanzar en los objetivos del agotado Plan 20/20, que pasaban porque, durante el pasado 2020, el sector industrial contribuyese con un 20% al PIB de España (algo más de cinco puntos por encima del registrado a cierre del citado ejercicio, 14,86%).
Aunque las insolvencias son quizá lo más llamativo, la realidad es que son los datos de creación de empresas y de inversión inicial lo que debe mantenernos en cierto estado de alerta. Octubre ha roto con la tendencia alcista del emprendimiento que se venía produciendo desde principios de año. Aunque el acumulado en lo que llevamos de 2021 continua en negro, en el décimo mes del año empezaron a funcionar 7.348 sociedades, 124 menos que hace un año. Y en 10 sectores, entre ellos la educación, el transporte y las actividades profesionales, científicas y técnicas, la creación de empresas cerró en número rojos.
Respecto a la inversión inicial, se desembolsaron 217,46 millones de euros, cifra 142,9 millones de euros por debajo de la registrada en octubre de 2020, siendo la hostelería, la industria manufacturera y las actividades financieras los sectores que mayor contracción experimentaron.
Parece, por tanto, que las empresas españolas se están conteniendo a la espera tanto de que puedan clarificarse las propuestas relativas al nuevo modelo fiscal y marco laboral que se debate ahora entre Gobierno y agentes sociales, como de la evolución del precio de los carburantes, de la factura energética y de la vuelta a la normalidad en materia de suministros.
Prueba de ello es que, al observar con detalle el último informe de la AIREF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) sobre el estado de ejecución del presupuesto destinado al Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia, a finales de agosto sólo se habían ejecutado con carácter finalista 104 millones de euros de los 24.250 millones de euros que recogen los Presupuestos Generales de 2021. En definitiva, no conviene alimentar al “monstruo” de la inseguridad jurídica y económica, ya que, de lo contrario, las empresas se mantendrán en una situación de parálisis sine die.