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Las moratorias consiguen frenar la sangría concursal

Las moratorias consiguen frenar la sangría concursal

Los aplazamientos de las moratorias concursales hasta marzo de 2021, aprobados por el Gobierno a mediados del pasado mes de noviembre empiezan a arrojar sus frutos. La medida ha supuesto un muro de contención a la sangría de concursos de acreedores que se preveían como colofón a un año nefasto para el tejido empresarial en España.

Prueba de ello son los resultados del último Radar de Concursos de Acreedores y Creación de Empresas de axesor, que recoge los datos hasta finales del mes de noviembre. Si en octubre los procedimientos concursales crecieron a un ritmo del 10,5% (tras siete meses de caídas continuadas), noviembre se saldó con un descenso del 11,7%, hasta dejar el total acumulado en los once primeros meses del año en 3.736 procedimientos, un 14,6% menos que en el mismo periodo de 2019.

A la vista de los datos, la pregunta es: ¿están generando estas medidas una visión ficticia sobre la crítica situación del tejido empresarial español? Aunque la respuesta definitiva llegará probablemente durante la próxima primavera, una vez se levanten “los diques”, lo cierto es que, como afirmó la propia Ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital de España, Nadia Calviño, la medida está orientada a salvar a aquellas empresas “viables” que, pese al impacto de la pandemia, puedan recuperar su actividad en el futuro. Al hilo de esta afirmación y teniendo en cuenta la composición del tejido empresarial en España, donde el 98% de los negocios son autónomos, micropymes y pymes con colchones de liquidez que, si existen, están a ras de suelo, surge otra cuestión: ¿cuántas de esas entidades serán realmente viables y podrán aguantar el tirón de unos consumidores con un nivel de confianza cada vez más bajo?

Además, no hemos de olvidar que la mayoría de estos pequeños negocios operan en los sectores más afectados por la pandemia, como es la hostelería, el comercio y el turismo. En definitiva, el futuro no pinta de color de rosa.

Con la incertidumbre sobrevolando el panorama de los próximos meses, bajando al escalón de lo concreto y a pesar de la contracción generalizada, en cuatro sectores se produjeron incrementos de entre el 9% y el 47% en el número de concursos de acreedores: las actividades financieras y de seguros, las actividades administrativas y de servicios auxiliares, la hostelería y la educación. En relación a este apartado merece la pena detenerse en la situación de dos de ellos, la hostelería y la educación.

El hostelero es, sin duda, el que más está sufriendo las consecuencias de la parálisis económica provocada por las limitaciones impuestas por la pandemia. Afirmación que se sustenta tanto a pie de calle, donde cada vez se ven más cierres echados, como sobre el papel. El Radar Empresarial de axesor confirma un incremento del 60% en el mes de noviembre de los concursos de acreedores en bares, restaurantes y hoteles. Con ello el total se eleva a 369 procedimientos en lo que va de 2020, cifra que coloca a estas actividades como las cuartas de la lista negra de insolvencias, que continúa encabezada por el sector del comercio, con 816, y la construcción, con 591.

A pesar de la importancia de la hostelería para la economía española, el Gobierno todavía no ha concretado un plan de ayudas para el sector e incluso puede perjudicarlo con el anuncio de la subida de cuota de autónomos. Hecho que contrasta con los 40.000 millones de euros que desde varios países europeos (Italia, Francia, Alemania, Luxemburgo o Países Bajos) se han destinado a los establecimientos que son ‘alma y vida’ de nuestras calles. No obstante, hay que confiar en que ahora que ya tenemos Presupuestos para 2021, se materialicen los anuncios del Ejecutivo y se otorgue al sector el valor que realmente tiene para el desarrollo socioeconómico de España.

Con respecto a la educación, las academias y centros de formación son los más afectados. Las limitaciones a la actividad presencial, con topes en los horarios hasta las 18:00, han elevado el número de cierres. Muchas de las academias viven de los alumnos que acuden tras acabar su jornada laboral que, en España, suele extenderse hasta, precisamente, las 18:00, cuando no más. Algo que choca si tenemos en cuenta que en los colegios (públicos, concertados y privados) no se aplican restricciones a la presencialidad. Por otro lado, desde el sector afirman que la formación online no está teniendo el éxito esperado, con excepción de aquellos cursos gratuitos o bonificados. A ello se añade la crítica situación de las guarderías, padres teletrabajando, miedo a contagios, ahorro de costes...

Así, el escenario es incierto, pues está cambiando el panorama del presente y del futuro de la sociedad y la economía española y mundial.

Categorías: Radar Empresarial

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