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COVID-19 o el ocaso de la hostelería

COVID-19 o el ocaso de la hostelería

Para muchos bares centenarios e históricos esta pandemia y las restricciones para contenerla, han conseguido lo que no hizo el paso de los años y otras crisis, su cierre.

El mes de septiembre se saldó con un incremento del 78% en el número de concursos de acreedores del sector de la hostelería. Pérdida que, además, no se consigue compensar con el emprendimiento, que no sólo no crece, sino que también se desploma a un ritmo de más del 28%. Esta árida realidad que se recoge en el último Radar de Concursos de Acreedores y Creación de Empresas elaborado por el Gabinete de Estudios Económicos de axesor, no augura nada bueno de aquí a final de año.

Los rebrotes, que continúan su incesante escalada, y las restricciones que los acompañan se están cebando con la hostelería. Hecho al que se suma el fin de la temporada estival y, por tanto, de muchas terrazas. El miedo al contagio de muchos y la limitación de aforos y cierres de barras harán aún más mella en un sector que representa el 6,2% del PIB (Producto Interior Bruto) y que perderá cerca del 50% de su facturación este año. Así, no será de extrañar que, tal y como calcula la patronal de los hosteleros, Marcas de Restauración, este 2020 se salde con el cierre de unos 90.000 establecimientos de los aproximadamente 300.000 que funcionan en España. A bote pronto, esto es un tercio del total.

Cierres que, además de la pérdida de unos 400.000 puestos de trabajo, tienen otro telón de fondo. El de la merma de la recaudación que es directamente proporcional al funcionamiento de la economía real. Más simple: más gastan los ciudadanos más recauda Hacienda. Especialmente por IVA, que no olvidemos es el segundo impuesto que más aporta a las arcas, en 2019 más de 78.300 millones de euros según los datos de la Agencia Tributaria. Y tengamos también presente que un buen pellizco (en torno a 5.000 millones) de esa recaudación proviene de lo que consumimos en bares y restaurantes.

Agujero que se agranda con lo que se dejará de recaudar por cotizaciones sociales provenientes del sector, que podría superar los 3.000 millones de euros.

Crítico escenario en una España que navega a la deriva por la crisis sanitaria y económica provocada por el coronavirus y la inestabilidad política. Y que se mantiene a flote pendiente de la llegada del salvavidas de los Fondos de Reconstrucción Europeos. Fondos digitales, sostenibles y verdes, vinculados a reformas estructurales y proyectos que impliquen una mejora la competitividad y permitan tanto la recuperación del empleo perdido como la creación de nuevos puestos de trabajo que supongan el punto de partida para acabar con la histórica dualidad del mercado laboral español.

Esto significa que serán las grandes empresas las que deberán ejercer de tractor de las pequeñas, entre ellas las de los hosteleros. Papel que en el ámbito de la sostenibilidad y la economía verde parece más sencillo.

Todo apunta a que el paisaje que veremos de aquí a unos años estará coloreado por las cadenas de restauración. Y es que, al menos, el 63% de los empresarios de las empresas del primer grupo prevén que recuperarán la actividad pre-crisis en 2022 y otro 11% -más optimista- adelantan la fecha al próximo año.

Así, para mantener en pie nuestros “bares de toda la vida”, seña de identidad de España, la administración debe actuar con urgencia con actuaciones como aplicar temporalmente un IVA superreducido en los productos de hostelería. Con ello, y según cifra un estudio de Competur, el año próximo se inyectarían hasta 4.320 millones de euros de gasto en los negocios hosteleros, reduciendo en cuatro puntos la caída de gasto prevista para 2021 y aproximándose éste a 90.400 millones de euros. Dicho esto, sólo queda cruzar los dedos y esperar a que el Gobierno y el resto de Administraciones entonen, de verdad, el “salvemos la hostelería”.

Más allá de los datos arrojados por este sector clave para el crecimiento y la dinamización de la economía real, los datos tampoco presagian un futuro de color de rosa, sino más bien de tonos grisáceos. A pesar de que septiembre fue el segundo mes que cerró en positivo en lo que va de 2020, el emprendimiento cayó un 23% interanual durante los nueve primeros meses del año. Dato que se acompaña, además, de una nueva caída de la inversión inicial. Hasta septiembre los emprendedores desembolsaron 3.440 millones de euros para iniciar su actividad, un 18% menos que en el mismo periodo de 2019. Y eso contando con el incremento de más del 20% del volumen de capital suscrito en el noveno mes del año.

Con respecto a las insolvencias, aunque todavía continúan marcando signo negativo -por el efecto del parón de los Registros Mercantiles y las medidas adoptadas por el Ejecutivo para paliar la sangría de empresas-, la realidad es que este cada vez es menor. Así, frente a la contracción de más de 87% y 63% de los meses de abril y mayo, el pasado septiembre está fue del 18,40%.

A la vista de todo lo anterior, debemos tomar aire y prepararnos para un invierno árido y frío en el que tendremos que remar todos juntos.

Categorías: Radar Empresarial

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