La economía global se enfrenta a una incertidumbre creciente en un entorno de desaceleración general, tal y como destacamos en nuestro Boletín Mensual de Coyuntura Económica FOCUS brief, recién publicado. Hay pocas excepciones a esta tónica, la más reseñable es América Latina, región para la que el FMI espera que el crecimiento pase del 1,2% de este año al 2,2% en 2019. En España vemos una evolución a la baja, pasando del 2,6% esperado para este año, al 2,4% en el próximo ejercicio. El promedio de las economías desarrolladas apenas superará el 2%. ¿Qué está pasando? El año 2019 será todo un desafío, pues vemos a la economía cercada por cinco toros bravos que desafían al crecimiento.
El primero de estos toros, y de un tamaño descomunal, es el Brexit. Habrá que tener especial cuidado porque las embestidas de este toro bravo prometen ser como las de un miura. La fecha de salida de Reino Unido de la UE es el 29 de marzo del año próximo. Sin embargo, todo es incertidumbre respecto al Brexit y la primera ministra británica, Theresa May, afronta una situación constante de acoso y derribo, incluso desde su propio partido político. Y es que, a toro pasado, los brexiteers se están empezando a dar cuenta de las consecuencias económicas de la salida de la UE, que con tanto ahínco defendieron en 2016. El impacto puede afectar a toda la economía británica y amenaza con dejarla para el arrastre (El Banco de Inglaterra ha advertido de que, en el peor de los escenarios, una salida sin acuerdo, la economía británica se contraerá el año que viene al menos un 8%). España es uno de los países más afectados por este toro suelto que es el Brexit: no solo los británicos representan el 22,5% de los turistas que vienen al país, sino que además Reino Unido es el destino del 25% de la inversión de las empresas españolas en el exterior.
Otro toro con mucho trapío es el de la Guerra Comercial iniciada por EE UU. Prácticamente dos tercios de los bienes que se intercambian en el mundo son bienes intermedios en una cadena de producción, por lo que los efectos de una subida generalizada de los aranceles repercuten negativamente en todas las economías, desde los principales exportadores de materias primas, como son los países de América Latina, hasta los centros de producción y distribución en países desarrollados de Europa y EE UU donde ya están produciendo los primeros anuncios de despidos. Este coloso parece haberse apaciguado temporalmente tras la inesperada tregua de 90 días alcanzada entre China y EE UU en el marco de la cumbre del G-20. Pero, ojo, que no se ha decretado cambio de tercio en la estrategia: aunque Pekín y Washington han expresado que intentarán alcanzar un acuerdo, nada garantiza que las hostilidades no vuelvan a reanudarse en la arena del comercio mundial.
El tercer toro que está ya levantando tierra con las pezuñas y se encuentra bien preparada para atacar es la normalización de la política monetaria. El BCE, un aliado formidable de los que han echado un capote siempre que ha hecho falta, ha anunciado por activa y por pasiva que ya va siendo hora de poner fin y cortarle la coleta a la política ultraexpansiva de tipos cero y compras masivas de deuda (el BCE tiene en su balance 2,89 billones de deuda de la eurozona). Sin embargo, abrir justo ahora la puerta del toril de la normalización de la política monetaria puede no ser la mejor idea. Así, en nuestro informe FOCUS brief señalábamos que, dada la multitud de frentes abiertos, el BCE debería repensar la idoneidad de seguir adelante con su estrategia de orientación de la política monetaria hacia un territorio más neutral. Eso sí, no es menos cierto que la autoridad monetaria apenas tiene margen de maniobra para actuar en caso de una nueva crisis. EE UU ya inició este camino hace tiempo y ha llevado los tipos al rango del 2-2,25%, un hilo que otros bancos centrales están siguiendo. No hay que olvidar que el endeudamiento soberano en el conjunto de la OCDE ha pasado del 49,8% del PIB en 2007 al 70% en 2017, lo que pone de manifiesto lo expuestos que están los países desarrollados a un entorno de endurecimiento de los tipos de interés. Aunque todo indica que el proceso de endurecimiento de las condiciones financieras globales podría llevarse a cabo de una manera ordenada, también crece la posibilidad de vivir episodios de mayor volatilidad.
El cuarto toro es algo más difuso, pero no por ello menos amenazador, por aquello de que, hasta el rabo, todo es toro: se trata de la corriente de populismo y descontento que se extiende por numerosos países, con un efecto que puede ser muy desestabilizador para la economía. En su haber, este toro bravo puede apuntarse el triunfo inesperado del Brexit; el desafío del Gobierno de Italia a Bruselas negándose a revisar los Presupuestos, o la oleada de protestas que ha recorrido Francia (los llamados chalecos amarillos) y que ha obligado al Elíseo a congelar su plan de subida de impuestos. Ante esta amenaza, no cabe otra que coger el toro por los cuernos: creemos que es necesario una mayor convergencia y competitividad dentro de la zona euro, así como acelerar el proceso de Unión Bancaria y la reforma del fondo de rescate (MEDE) para que actúe como un auténtico cortafuegos.
Y, por supuesto, no hay quinto malo. Puede que el precio del petróleo haya perdido mucha fuerza en los últimos tiempos, pero no es ni mucho menos un toro manso. Lo que es más, su reciente debilidad puede suponer un alivio para la cartera de empresas y consumidores, pero también tiene su reverso tenebroso: indica una mayor debilidad económica y, por tanto, menos necesidad de consumo, algo especialmente patente en China. El pasado mes de octubre, el precio del crudo Brent, el de referencia mundial, alcanzó el nivel más alto en más de 4 años, al cotizar por encima de los 85 dólares por barril. Pero desde esa cima, el petróleo inició un atropellado descenso que le llevó a situarse por debajo de los 60 dólares en apenas mes y medio. Ahora, los grandes exportadores mundiales, liderados por la OPEP y Rusia, se han conjurado para recortar la producción y empujar el precio hacia arriba. Si este frente vuelve a recuperar fuerza, puede entrar a matar.
En conclusión, cinco toros bravos pondrán a prueba la pericia del ciclo económico y verlos desde la barrera no es una opción. Es tiempo para la economía de ponerse el mundo por montera para lidiar en un entorno nada sencillo. Salir por la Puerta Grande o por la de la enfermería: el reto que hay por delante no es poca cosa.
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