Ayuda Busqueda

Las arenas movedizas de los concursos de acreedores

Las arenas movedizas de los concursos de acreedores

El crecimiento económico se está desacelerando, así lo hemos subrayado en nuestro último Boletín Trimestral de Coyuntura Económica FOCUS. Pero, aun así, los concursos de acreedores retroceden, tal y como se recoge en nuestro último Radar Empresarial, en el que se refleja una caída del 2,2% en el número de incidencias concursales en el balance de los nueve primeros meses, con 2.997 casos registrados. El destino de la mayoría de estos procesos abiertos es el cierre de la empresa afectada: de acuerdo con nuestras estadísticas, solo el 2,67% de los concursos concluidos este año se han saldado con un acuerdo entre empresa y acreedores para garantizar la continuidad de la actividad. Y es que parece ser que entrar en concurso termina siendo para las empresas como caer en unas arenas movedizas.

Se trata del sexto mes consecutivo en que la tasa de convenios se queda por debajo del 3%, algo que no había pasado nunca en los últimos cinco años. Desde la entrada en vigor de la Ley 22/2003 de concursos de acreedores se han acometido numerosas reformas para hacer la regulación más flexible y tratar de adaptarla a la realidad de las empresas, de manera que sirva como un auténtico mecanismo de segunda oportunidad. Sin embargo, el hecho es que las empresas siguen llegando a los concursos de acreedores demasiado tarde y en un estado tan lamentable que dificulta notablemente la posibilidad de alcanzar acuerdos de viabilidad.

Desde 2008 hasta la fecha se han declarado en España más de 56.650 concursos de acreedores. La inmensa mayoría de ellos han terminado con las empresas afectadas hundiéndose sin remisión en las arenas movedizas concursales para terminar cerrando definitivamente sin posibilidad de ser rescatadas. Además, los elevados costes de los procesos judiciales asociados son tan altos que son muchas las compañías que terminan tirando la toalla.

Y en estas arenas movedizas corren el riesgo de verse atrapadas muchas empresas inmobiliarias que representan la otra cara del renovado esplendor del ladrillo. En efecto, mientras el debate en la calle es si hay o no hay una burbuja inmobiliaria, en los nueve primeros meses del año 157 sociedades mercantiles del sector de actividades inmobiliarias han entrado en concurso, siendo el segmento de compraventa de bienes inmobiliarios por cuenta propia el que más casos acumula, con 75 incidencias.

Al mismo tiempo, dentro del sector de la construcción destaca sobremanera el subsector de promociones inmobiliarias, con 197 procesos formales de insolvencia iniciados en lo que va de año. La cifra no solo supone que más de uno de cada tres concursos del sector constructor corresponde a empresas de promoción inmobiliaria, sino que no hay otra actividad en todo el tejido empresarial español que acumule más concursos en lo que va de año. En el resto de subsectores de la construcción, el que más se aproxima, aunque a mucha distancia es, precisamente, el de construcción de edificios residenciales, con 74 incidencias, evidenciando así que no es sólido todo el suelo que pisa el auge inmobiliario, por mucha fuerza que éste tenga.

Otro sector que se mueve sobre terrenos pantanosos es el sector del comercio, donde los concursos llevan creciendo prácticamente todo el año. En los nueve primeros meses han tenido lugar 714 en el sector comercial, un 6,6% más que el año pasado. El sector está dividido en 91 subcategorías y no hay una sola que se libre de registrar incidencias concursales. Las perspectivas del comercio afrontan los vientos de cara de varias fuerzas convergentes: por un lado, la masiva creación de empleos de los últimos años no ha venido acompañada de incremento salarial, lo que afecta a la capacidad adquisitiva de los consumidores, acostumbrados además a los fuertes descuentos que el comercio aplicó de forma generalizada a raíz de la crisis, con la evidente presión en los márgenes; por otra parte, el consumo privado se está ralentizando al llegar la capacidad de ahorro de los hogares a mínimos históricos, haberse liberado todo el gasto no realizado que se había quedado embalsado durante la crisis y, también, como consecuencia de los primeros síntomas de debilidad en la creación de empleo; por último, el sector debe lidiar además con la irrupción del comercio digital, que está transformando los patrones de consumo. Entre las subcategorías más afectadas destacan el comercio mayorista y el minorista de prendas de vestir, ambos con 34 concursos en lo que va de año; el comercio mayorista de frutas y hortalizas, con 33 casos, y el mantenimiento y reparación de vehículos a motor, con 27 procesos formales de insolvencia.

Aunque la economía continúa creciendo con fuerza, en el horizonte se dibujan nuevos elementos de incertidumbre, como la guerra comercial global iniciada por EE UU o la debilidad económica de Europa. Mientras tanto, se hace preciso que la fórmula concursal tenga un marco legal más ágil y flexible y constituya para las empresas una verdadera segunda oportunidad y no un terreno de arenas movedizas.

Categorías: Radar Empresarial

Escriba una opinión

 
Seguir axesor en Linkedin