Uno de los efectos más visibles de la crisis económica en España ha sido el cambio en la composición sectorial del empleo. De acuerdo con nuestro Boletín Mensual de Coyuntura Económica FOCUS brief, el sector servicios y, en concreto el segmento de servicios de comidas y bebidas, destaca respecto a las demás actividades: a día de hoy, hay más de 232.000 afiliados más en este subsector de los que había en 2008. En otras palabras, la hostelería es la reina del empleo, en la economía de la recuperación.
Muy relacionado con esta actividad está la de servicios de alojamiento, que es otra de las líderes y emplea actualmente a 135.000 personas más de lo que hacía a comienzos de la crisis. No es casualidad que estos dos sectores sean el rey y la reina del empleo, teniendo en cuenta que España se está convirtiendo en la meca del turismo mundial, batiendo récords de visitantes mes tras mes.
Aunque haya quedado claro quiénes son los monarcas del empleo, el resto de la corte pertenece también al sector servicios. En educación, el incremento del número de personas ocupadas supera los 215.000, en sanidad, rebasa los 155.000 y en la actividad del hogar, el saldo positivo de 2008-2017 es de 143.200 empleados más que antes del estallido de la crisis. En contraste, las actividades relacionadas con la construcción han perdido 1,2 millones de empleos en comparación con 2008.
El problema es que muchas de estas actividades de servicios son de bajo valor añadido, una característica que ha marcado la recuperación del empleo en España, que mantiene tasas de crecimiento similares a las que exhibe el PIB. Por eso, es especialmente meritorio que el subsector de programación y consultoría refleje un saldo positivo de más de 118.400 empleados más respecto a los niveles pre-crisis.
En la misma línea, FOCUS brief destaca que la existencia de 24.000 afiliados más en el sector de investigación y desarrollo indica el camino a seguir: la recuperación masiva del empleo es necesaria para reducir la brecha abierta en el mercado laboral (según el INE, el número parados al cierre del tercer trimestre del año superaba en casi 2,5 millones al del tercer trimestre de 2008), pero los próximos años deben servir para consolidar el cambio de modelo productivo, centrando el esfuerzo en desarrollar sectores y actividades de mayor valor añadido y en consolidar la clara orientación al exterior de la economía española.
El empleo tiene su fiel reflejo en las familias, y un indicador al que hay que prestar especial atención es la tasa de ahorro de los hogares, que ha disminuido. La capacidad de financiación de los hogares ha pasado en un año del 8,6% al 6,5% de la renta bruta. Y esto se explica porque el crecimiento del gasto en consumo final de los hogares (4,6%) está evolucionando más rápido de lo que aumenta la renta bruta disponible de las familias (2,6%). Y es que el gasto en consumo tiene un componente psicológico no menor: no solo depende de la renta disponible, sino también de las expectativas futuras. La mejora del empleo es que lo está animando las expectativas y, en consecuencia, los consumidores gastan con más alegría. Pero en un modelo económico de salarios contenidos (debido al bajo valor añadido de las actividades, la fuerte presión de la competencia internacional y la todavía abundante oferta de mano de obra), este ímpetu de los hogares se traduce al final en que su capacidad de ahorro está bajando, lo que a la larga podría terminar creando situaciones de vulnerabilidad; razón de más para impulsar la reorientación del modelo productivo, tanto desde el sector público, como del sector privado.
Además, el momento es propicio, ya que los indicadores de actividad señalan que la economía española sigue creciendo con fuerza (esperamos que el PIB cierre el año con una expansión del 3,1%), a lo que se suma el colchón propiciado por las políticas de ahorro precautorio de las empresas: el ahorro se sitúa en el 22,7% del PIB, mientras que la inversión está en el 20,7% del PIB. Esta es una de las claves del éxito de la economía española, que ha podido crecer mientras continuaba el proceso general de desapalancamiento del sector privado y los hogares.
Dado que algunos de los elementos que han apoyado a la economía española son coyunturales, tales como los bajos tipos de interés, el abaratamiento del petróleo y el apogeo del turismo, y corren el riesgo de darse la vuelta y empezar a restar en lugar de sumar, es el momento de darle nuevos bríos al modelo productivo.
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