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Reconstruyendo la economía portuguesa

Reconstruyendo la economía portuguesa

El año 2017 está siendo un año muy positivo para la economía portuguesa, o al menos eso es lo que nos dicen los números, de momento. En el primer semestre del año, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la economía creció un 2,8%, el mejor resultado registrado desde el año 2000. Y para el conjunto del 2017  las previsiones apuntan a un 2,5%. El PIB creció un 1,4% en 2016 y para este año la Comisión estima un avance del 1,8%.

Otro aspecto más  importante es el descenso de la tasa de paro. En el segundo semestre del año se situó en 8,8%, con menos de medio millón de parados en todo el país. No hace mucho, en 2013, dicha tasa llegó a rozar el 17%, con 920.000 desempleados. Parte de esta recuperación se debe al turismo que tan buenos resultados está cosechando. En los primeros siete meses de 2017 se crearon 52.000 puestos de trabajo en este sector y desde enero del año pasado el empleo en el sector creció cerca de 25% lo que prueba la dinámica de crecimiento del turismo y su papel en el empleo y en la economía.

El año 2017 está siendo un año muy positivo para la economía portuguesa, o al menos eso es lo que nos dicen los números, de momento. En el primer semestre del año, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la economía creció un 2,8%, el mejor resultado registrado desde el año 2000. Y para el conjunto del 2017  las previsiones apuntan a un 2,5%. El PIB creció un 1,4% en 2016 y para este año la Comisión estima un avance del 1,8%.

Otro aspecto más  importante es el descenso de la tasa de paro. En el segundo semestre del año se situó en 8,8%, con menos de medio millón de parados en todo el país. No hace mucho, en 2013, dicha tasa llegó a rozar el 17%, con 920.000 desempleados. Parte de esta recuperación se debe al turismo que tan buenos resultados está cosechando. En los primeros siete meses de 2017 se crearon 52.000 puestos de trabajo en este sector y desde enero del año pasado el empleo en el sector creció cerca de 25% lo que prueba la dinámica de crecimiento del turismo y su papel en el empleo y en la economía.

En un contexto favorable no hay que olvidar que 2016 fue un año difícil para el Gobierno por la necesidad de encontrar el equilibrio necesario que le permitiese cumplir con las exigencias europeas y a la vez mantener contentos a los partidos de izquierda (PCP, PV y Bloco de Esquerda). Pero a pesar de la presión existente se lograron dos hechos importantes. Por un lado, tal y como hizo España,  se han logrado esquivar las sanciones europeas y por otro, ante la sorpresa del propio Ejecutivo, acabó el año con un déficit del 2%, el más bajo de la democracia. Para este ejercicio se espera el 1,5%.

Inversión pública y privada

Pero ni todo es positivo cuando analizamos a fondo los diferentes aspectos macroeconómicos. Portugal fue en 2016 el país de la UE con menor inversión pública, un 1,5% del PIB, lejos de la media europea del 2,7% (según datos de Eurostat). Dicha fuente indica que en 2015 y 2016 el gasto público bajó en algo más de 6.260 millones de euros lo que significó un ajuste del 7% del presupuesto.

Además, el país es el cuarto del mundo en cuanto a volumen de deuda (con 130,4% del PIB en el 2016), por detrás de Japón, Grecia y Líbano. Este año el Gobierno espera rebajar la deuda al 127,7% del PIB, el mayor descenso en dos décadas.

Existen varias circunstancias que han agravado la falta de inversión como el alto nivel de endeudamiento de empresas y familias. Por otro lado están las restricciones presupuestarias del Estado, donde se comprueba el bajo nivel de inversión pública sin olvidar las fragilidades de la banca. Todo ello influye para que se pierdan potenciales inversores extranjeros aunque hay razones para pensar que esta situación va a cambiar a medio plazo. Las perspectivas para la inversión privada son buenas, gracias a otra de las grandes noticias económicas del 2017, como es la mejora de la nota de la deuda soberana, recuperando así el grado de inversión. Además la Bolsa está siendo la más rentable de Europa en lo que va de año,  período en el que acumula una rentabilidad consistentemente superior al 10%.

Donde parece no haber problema con los inversores es en el mundo inmobiliario, alcanzando cifras récord: En el año 2016 se superaron los 1.300 millones de euros y para 2017, la expectativa es llegar a un nuevo récord de inversión, los 3.000 millones de euros. Y apenas un 10% de esta inversión es de capital nacional.

Alternativas a la inversión bancaria

La banca sigue estando en el punto de mira. El Estado ha tenido que inyectar este año 2.500 millones de euros en la Caixa Geral de Depósitos, con un aumento de capital. Conseguir créditos puede ser tarea difícil para muchas empresas que cada vez más buscan alternativas fuera del país para reducir su dependencia del crédito bancario pero sobre todo para estar más protegidos ante posibles nuevos shocks financieros. Es el caso de la emisión de bonos de renta fija y existe un buen ejemplo, aunque no es el primero, el de la compañía alimentaria Sugal que en 2016 realizó una emisión de deuda a tres años por importe de 23 millones de euros en el mercado alternativo de renta fija (MARF). Un año antes había colocado 42 millones de euros a un tipo de interés 4,25%. Lo hizo a través de su filial OCII BV mediante la emisión de un bono con cargo al programa de emisión de valores de 80 millones de euros que tiene registrado en el MARF con vencimiento en 2019 y un cupón fijo anual del 3%. Para su entrada en el MARF, Sugal ha confiado en Axesor, que le ha otorgado un rating BBB con tendencia estable. Por otra parte, el Banco Fintia entró indirectamente en el MARF en 2014 con una emisión de obligaciones de 30 millones de euros de la constructora española Copasa, otra compañía que también ha confiado en Axesor, que le ha concedido un rating BB con tendencia estable.

A pesar de existir un cierto optimismo y que se hable del “milagro de la economía lusa”, hay también cierto recelo ante lo que pueda ocurrir en el futuro, porque existen factores externos que no se pueden controlar. Influirá, por ejemplo, la salida de Reino Unido de la Unión Europea e incluso la política monetaria y económica de los EE.UU.  También hay males crónicos, como el elevado endeudamiento del sector público y del sector privado y el bajo crecimiento potencial de la economía que siguen representando riesgos para la estabilidad financiera. El tiempo dirá si las bases para reconstruir la economía han sido sólidas.

Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Historia por la UNED, Belén Rodrigo colabora actualmente con diversos medios de comunicación en España y Portugal, entre ellos ABC y Diario de Noticias. Además dirige la revista ACTUALIDAD€ Economía Ibérica. Durante 14 años fue corresponsal de ABC en Lisboa, desde donde trabajó también para Onda Cero, AS y Agencia Colpisa. En su etapa en Portugal presidió en dos ocasiones la Asociación de Prensa Extranjera (AIEP).   
Categorías: Estudios y Análisis

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