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La segunda oportunidad del Euro

La segunda oportunidad del Euro

La reelección de Angela Merkel como canciller de Alemania en los comicios del 24 de septiembre supone el inicio de un curso político europeo marcado por la negociación del Brexit y la refundación de la zona euro. Y el discurso 48 horas después del presidente francés, Emmanuel Macron, eleva el listón de las reformas hasta un nivel difícil de alcanzar pero que ilustra el reto que tiene por delante la moneda única para sobrevivir.

El euro ha superado a su primera gran crisis existencial, pero tras casi 10 años de crisis varios socios han salido con profundas magulladuras (caso de España, Italia, Portugal o Irlanda) y uno de ellos, Grecia, ha sufrido una hecatombe económica impensable en tiempos de paz. 

La recesión autoinfligida por las políticas dictadas desde el Eurogrupo (ministros de Economía de la zona euro) ha concluido y la zona euro ha salido del marasmo aunque sea con varios años de retraso en relación con el resto de economías desarrolladas del planeta. 

Pero en las capitales europeas, sobre todo en París, cunde la sensación de que la unión monetaria europea se ha salvado por muy poco y que no podría resistir otra sacudida de similares proporciones. El euro tiene una segunda oportunidad que no debería desaprovechar. "O la zona euro deja de ser una unión monetaria imperfecta y se convierte en un verdadero continente económico o podría desaparecer", ha alertado el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire.

El futuro político y económico del Viejo Continente se escribirá durante los próximos meses. Macron quiere que lleve su firma. Y Merkel parece consciente de que ya no basta con tirar de las riendas, como en los últimos dos mandatos, sino que hace falta espolear las reformas para que el euro no sea arrollado electoralmente como ha estado a punto de ocurrir en Francia (con el Frente Nacional de Le Pen) y Holanda (Partido de la libertad, de Geert Wilders).

El resultado de las elecciones alemanas, con la entrada en el Parlamento del grupo eurófobo Alternativa para Alemania (con 94 escaños y más de cinco millones de votos) ha acabado por disparar todas las alarmas.

Muchos analistas auguran que la presencia de la ultraderecha en Alemania y la probable presencia en el futuro gobierno de Merkel del partido Liberal (reacio a la integración europea) impedirán que Berlín alcance un acuerdo con París para reforzar la zona euro. Pero la sensación de pánico provocada por el ascenso de la eurofobia, por el Brexit y por el triunfo de Trump al otro lado del Atlántico han provocado en Berlín un cambio de actitud que no parece tener marcha atrás.

El ambicioso discurso de Macron solo 48 horas después de la reelección de Merkel muestra que la apuesta de París va en serio. Y Merkel, en sus primeras señales tras las elecciones, ha mostrado que a pesar del bache que ha sufrido su partido (ha perdido casi siete puntos porcentuales de voto) está dispuesta a entenderse con el presidente francés.

Macron ha lazando propuestas tan concretas como un presupuesto de la zona euro financiado, en parte, con un impuesto sobre el sector digital o una tasa medioambiental. El presidente francés reclama también que se fije una horquilla de tipos en el impuesto de sociedades para evitar una carrera a la baja en la fiscalidad de los socios europeos. Y propone que se deniegue el acceso a los fondos europeos a los países con un tipo de imposición demasiado bajo, una amenaza que apunta a Irlanda y los países bálticos. Y quiere una verdadera convergencia social con un salario mínimo en todos los países para evitar la competencia desleal.

El objetivo final es una refundación de la zona euro para transformar la moneda única en un catalizador de la convergencia económica, para que deje de ser una cuña divisoria entre norte-sur. 

La brecha se ha abierto y España, por ejemplo, ha pasado de estar en 2008 por encima de la media de PIB per cápita de la UE a estar ocho puntos por debajo en 2016. En el mismo período, la diferencia en PIB per cápita entre España y Alemania se ha doblado y sitúa ya en 31 puntos.

El mismo abismo se repite en el mercado laboral, con cinco socios de la zona euro, entre ellos España, con una tasa de paro de dos dígitos mentora otros, como Holanda y Alemania, casi disfrutan de pleno empleo.

Los cambios apuntan hacia el establecimiento de algún tipo de fondo estabilizador para períodos de crisis, que amortigüe el impacto en los países más dañados sin convertirse en un sistema permanente de trasvase financiero. Los primeros pasos, previstos para 2018, pasan por la transformación del fondo de rescate de la zona euro (MEDE) en un Fondo Monetario Europeo y en la creación de un “ministro” europeo de Finanzas para reforzar la coordinación. Son los dos cambios más fáciles. El resto dependerá del entendimiento de Berlín y París. Pero las dos capitales parecen conscientes de que si no refuerzan ahora la zona euro, tal vez no tengan una tercera oportunidad.

 

Bernardo de Miguel es corresponsal en Bruselas para el periódico Cinco Días desde hace casi 20 años. Durante ese periodo de tiempo ha cubierto el nacimiento del euro, la ampliación de la UE hacia el Este y el brutal impacto de la crisis financiera. También ha colaborado con las televisiones Cuatro y CNN+. Es autor del libro “¿Qué está pasando?” (Ediciones Deusto, 2011), una reflexión sobre la primera gran crisis de la moneda única europea y ha sido distinguido con el Premio de Periodismo Europeo Salvador de Madariaga.

Categorías: Estudios y Análisis

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