Termina el verano, comienza un nuevo curso y la economía española sigue en plena forma. De acuerdo con nuestro último Boletín Mensual de Coyuntura Económica, FOCUS brief, recién publicado, el PIB no solo ha conseguido regresar al nivel previo al inicio de la crisis, sino que continuará avanzando a buen ritmo en los próximos meses y la previsión es que cierre el ejercicio con un crecimiento del 3,1%, un punto por encima del promedio de nuestros socios europeos. Entre otros factores, destacan las exportaciones, que mantienen su dinamismo, a pesar de la pérdida de competitividad provocada por el encarecimiento del euro (que, por otro lado, contribuye a abaratar la factura del petróleo). En conclusión, las empresas españolas mejoran resultados y aumentan su facturación, pero no solo fuera, también dentro: las ventas dentro de España cerraron en el segundo trimestre con el mejor dato en dos años. Esto tiene mucho que ver con la mejora del mercado laboral. Y es que el crecimiento intensivo del empleo, aun incluso con la ligera desaceleración que ha tenido lugar en los tres últimos meses, anima el consumo doméstico. No se puede olvidar que el gasto del consumidor de a pie tiene un importante componente psicológico, que es el de las expectativas futuras de dicho consumidor y estas se encuentran en constante mejora.
Así las cosas, la economía española sigue exhibiendo músculo. Y, lo que es más, desde fuera nos siguen llegando buenas noticias para mantener esta pujanza, como es el bajo precio del dinero y del petróleo. Es cierto que en algún momento del inminente otoño, el Banco Central Europeo (BCE) anunciará el inicio del fin de la política ultraexpansiva que ha llevado a cabo durante los últimos años, pero a pesar de ello, los tipos de interés permanecen en niveles bajos: la subida de tipos será muy gradual y el crédito seguirá siendo abundante y barato, pues el BCE es plenamente consciente del riesgo que supondría endurecer demasiado rápido la política monetaria. Del mismo modo, el petróleo, cuyo bajo precio en los últimos años ha ayudado mucho a la economía española, mantiene unos precios moderados y la previsión es que continúen en esta senda de contención.
No en vano, aunque nuestros expertos esperan una cierta desaceleración de cara a 2018, esta será muy suave, con unas expectativas de crecimiento del orden 2,8%. Pero este buen panorama no evita que España retome el curso con nuevos deberes pendientes. En este sentido, nuestro Gabinete de Estudios Económicos señala el brusco deterioro del déficit comercial (11.088,4 millones al cierre del primer semestre, un 40,7% más que el año pasado), debido al fuerte avance de las importaciones. ¿Qué es lo que ha ocurrido? Pues que si bien las exportaciones crecieron un 10% en el primer semestre, un dato realmente espectacular, las importaciones aumentaron todavía más: un 11,8%. Si esta dinámica se mantiene, como ha ocurrido históricamente cada vez que España entra en una fase de gran crecimiento, la dependencia de la financiación externa para seguir manteniendo el pulso será cada vez mayor, con los peligros que ello conlleva.
Sin embargo, también se puede encontrar un indicio positivo para la balanza comercial en el desglose de las importaciones: en esta ocasión, se está observando un fuerte crecimiento de la importación tecnológica frente a la de artículos de consumo. Así, el avance de los bienes de equipo está siendo muy superior al de bienes de consumo como son los automóviles (un 10% frente al 2% de estos últimos), bienes de consumo duradero o manufacturas de consumo. Es fundamental que las empresas inviertan en equipamiento y tecnología, porque eso es lo que elevará la productividad, el potencial de crecimiento y, en suma, la capacidad de crecer generando empleo. En definitiva, España regresa del verano con nuevos desafíos, pero en plena forma para afrontarlos.
Os invitamos a leer el análisis completo descargando el boletín mensual de coyuntura FOCUS Brief en el siguiente enlace.
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