Volvamos por un momento la mirada a principios de 2017.
El temido Donald Trump estaba a punto de tomar posesión de la presidencia de EEUU; el Reino Unido se encontraba en pleno proceso para activar el Brexit; se avecinaba un calendario electoral intenso en Europa con la amenaza de los populismos… Y sobre todo en uno de los países fundadores de la Unión, Francia.
Además, los mercados presentaban unas valoraciones muy elevadas. Especialmente en la renta fija, donde muchos bonos de gobiernos se movían todavía en tipos cero, pero también muy en la renta variable, sobre todo tras ocho años consecutivos de subidas en la americana, que suele marcar el ritmo del resto.
El escenario invitaba a extremar la prudencia con las inversiones, a activar la vigilancia, cuando no a hacer liquidez y salir corriendo del mercado para los más escépticos. De hecho, los principales gestores internacionales dispararon el nivel de liquidez en sus carteras... Craso error. Al menos por ahora.
La bolsa americana no ha dejado de marcar nuevos máximos durante todo este tiempo. A mediados de junio, el índice Dow Jones rozaba los 21.400 puntos, lo que suponía un avance cercano al 8% desde el inicio del ejercicio, mientras que el S&P 500 sumaba un 9%, cerca de los 2.440 puntos.
En Europa, comportamiento similar para el Euro Stoxx 50, que representa las mayores empresas del continente, donde los avances rondaban niveles cercanos al 8%. Y además, con un comportamiento casi sincronizado, con avances generalizados en la mayoría de sectores.
En el caso de la bolsa española, la subida ha sido incluso más potente, cercana al 15% hasta el 16 de junio. Y aunque mirando el Ibex parece que los máximos históricos todavía quedan lejos, no es cierto si en realidad miramos el índice que mejor refleja la evolución de un mercado, el que incorpora los dividendos que van descontando las compañías de sus cotizaciones.
El Ibex con dividendo sí ha marcado nuevos máximos históricos durante el ejercicio. Sobre todo, gracias a la recuperación de la banca y a pesar de que el semestre se ha cerrado con la grave crisis de Banco Popular, su intervención de un día para otro y su compra a manos de Banco Santander por un euro.
La renta fija también ha dado lo que se podía esperar en este contexto: poco o nada, pero de nuevo sin grandes sustos. En el caso de los inversores españoles, se puede ver por la evolución de los fondos de renta fija, que han cerrado el semestre con leves pérdidas en la mayoría de los casos.
Quizá la mayor sorpresa de este primer semestre ha sido de hecho la práctica ausencia de volatilidad. Es decir, los índices apenas han contado alguna sesión esporádica con movimientos graves, en una u otra dirección, pero prácticamente inexistentes en la bajista. Tan sólo la renovada crisis en Brasil, con los problemas del Gobierno por corrupción, generó leves bandazos en mercado.
Como se puede ver, el semestre ha marcado un alto contraste entre esta aparente normalidad y lo amenazante que parecía todo en enero. ¿Cómo se explica? Veamos diversas causas:
- Riesgos políticos que se reducen...
De EEUU aprendimos que a Trump no le sería tan sencillo aplicar su programa de campaña. El primer revés vivido con el intento de derogación del Obamacare, el programa sanitario impulsado por su predecesor en el cargo, mostró que el juego parlamentario en Washington es mucho más complejo que las bravatas mitineras del magnate y ex showman televisivo.
Además, en Europa, el populismo se frenó con fuerza cuando muchos se temían lo peor. Primero, con la derrota del partido antieuropeista en Holanda; pero sobre todo, con la clarísima victoria del moderado Emmanuel Macron en Francia, derrotando con suficiencia a la candidata ultraderechista Le Pen. Su mensaje europeísta, sin ambages, consolidó la recuperación del euro… Que habría quedado muy en duda si hubieran ganado los populistas en estos países del centro de Europa.
Tan sólo el resultado electoral en Reino Unido, con la pérdida de la mayoría absoluta por los conservadores, ha hecho emerger cierta incertidumbre. Pero su efecto ha sido prácticamente nulo en los mercados financieros.
- Recuperación de los beneficios en Europa
En parte por esta mejor situación, se empezó a ver una recuperación de los resultados empresariales en Europa, tras casi una década deprimidos. Los beneficios por acción de las principales compañías subieron un 20 % interanual a cierre del primer trimestre, y más del 60% superaron las expectativas.
Por primera vez en más de una década, Europa ha aportado buenas noticias al panorama político y económico mundial, y no al revés. Con muy poca fuerza todavía, pero ha vuelto a aportar crecimiento en vez de detraerlo.
- Crecimiento sincronizado en el mundo
Y no ha sido una excepción. Desde antes del estallido de la burbuja no se veía una mejora económica sincronizada en el planeta.
Tanto los mercados emergentes como los desarrollados han venido mostrando indicadores de producción manufacturera en zona de expansión de manera generalizada, con mínimas excepciones en países como Brasil o Corea, que aun así venían mejorando.
Entonces, ¿todo felicidad o hay algún motivo para preocuparse?
Las valoraciones de los mercados, lo que debería ser más importante para un inversor, están tanto o más exigentes que cuando empezó el año, quizá con la excepción de Europa por la sorpresa en la fuerte mejora de los beneficios empresariales.
Pero a pesar de ello, sigue habiendo mucha liquidez en las cunetas, que entra en mercado en cuanto hay el más mínimo recorte. Haría falta una sorpresa muy negativa para que se desatara el pesimismo, que provocara una huida hacia activos refugio como el oro o el dólar.
Y después de lo que ya hemos vivido estos últimos años, el mercado sigue dejando fuera de juego a los más temerosos. Y sí, un día llegará este episodio de nervios, se desatará una nueva crisis porque tantos años de políticas de interés híper expansivas en los bancos centrales pueden haber generado nuevas burbujas, como muchos creen que sucede en la renta fija más conservadora.
El problema es que vivir esperando a que esto suceda supone quedarse fuera de las revalorizaciones que se están sucediendo en los mercados. Y muy pocos están dispuestos a permitírselo.
Vicente Varó, CMO de Finect y experto en mercados financieros
Vicente Varó es autor del libro "Para qué sirven realmente los mercados financieros" (Editorial Paidós) y Chief Marketing Officer de Finect. También es asesor en el Comité de Comunicación de la asociación EFPA España. Colaborador habitual en El Confidencial, Invertia y las principales emisoras financieras, también ha trabajado en Expansión, Financial Times y El Economista.