La economía española avanza a buen ritmo a pesar de todas las dificultades internas y externas y nuestro Gabinete de Estudios Económicos anticipa que el primer trimestre del año se cerrará con un crecimiento del 0,7%, según recoge el Boletín Mensual de Coyuntura Económica FOCUS brief. La previsión de crecimiento para el conjunto del año es del 2,7% y del 2,3% para 2018. El trampolín que impulsa el crecimiento español son las exportaciones de bienes y de servicios, este buen funcionamiento de las ventas en el exterior consigue que sigan cuadrar los números. Aun así, varios indicios apuntan hacia una relativa flaqueza de la demanda interna: estos días se ha conocido el dato de la caída en la concesión de hipotecas en febrero, rompiendo con una racha de siete meses consecutivos al alza; pero es que el Boletín FOCUS brief también destaca además la clara ralentización en la compraventa de viviendas y la debilidad de indicadores como las ventas minoristas, de automóviles e incluso del turismo de residentes españoles que se ha estancado mientras crece la llegada de turistas foráneos.
En Europa sobran problemas. Al Brexit se le suma el auge del populismo, el fantasma de una nueva crisis financiera con epicentro en Italia y el bloqueo permanente de las aspiraciones para completar la unión fiscal y bancaria. En resumidas cuentas, poco se puede esperar de la demanda interna de la eurozona. Sin embargo, donde afortunadamente sí que está teniendo lugar un cambio importante es en el mercado no europeo, que está dando muchas alegrías al sector exportador español. Así, tras el promisorio cierre del último trimestre de 2016 (con ascensos del 4,6% en tasa interanual), los primeros meses del año en curso confirman una aceleración del mercado: el avance promedio en los dos primeros meses del año fue de un contundente 12,5% (siempre medido en tasa interanual).
España se ha beneficiado de las importantes ganancias en competitividad adquiridas en los últimos años vía reducción de los costes laborales unitarios, un proceso de devaluación interna mucho más sostenible que los antiguos ajustes basados en la devaluación del tipo de cambio nominal de la moneda. Y al mismo tiempo, el euro permanece relativamente débil frente a otras divisas, especialmente ante el dólar estadounidense, que se ha visto impulsado por el cambio de orientación de la Reserva Federal que ya está en el proceso de diseñar una estrategia de salida a la política monetaria ultraexpansiva de los últimos años. Si bien habrá que esperar a ver qué sucede si las intenciones proteccionistas del presidente de EE UU, Donald Trump, terminan surtiendo efecto e impactan negativamente en la cotización del dólar.
Las exportaciones tienen una gran relevancia para la economía española, habida cuenta del mayor peso que tienen en las ventas de las grandes empresas, donde han pasado de representar el 15,3% de los ingresos en 2007 a situarse 10 años después en el 24,3% del total. Así, una demanda externa vigorosa permitirá que continúe a buen ritmo la creación de empleo, un elemento clave que determinará la mayor o menor facilidad para consolidar las cuentas públicas. En este sentido, nuestra previsión es que el empleo crezca un 2,3% este año (un 2% en 2018), la tasa de paro llegue al 18,1% (16,3% en 2018), mientras que el déficit público se situará en el 3,8% (siete puntos por encima del objetivo oficial) y bajará por fin por debajo del umbral del 3% en el año 2008 (2,9%).
Otro factor que la economía española tendrá que vigilar es el de la creciente presión inflacionaria, especialmente con el incremento del precio del petróleo, que esperamos que llegue a los 60 dólares por barril en el caso del crudo de referencia Brent, prácticamente el doble que a comienzos del año 2016. Estas presiones inflacionarias pueden dañar la competitividad internacional de España, algo que es también esencial para mantener la pujanza del turismo, del que esperamos que siga mostrando un gran dinamismo.
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