El crecimiento económico es sólido, y viene acompañado de un fuerte y constante descenso de la morosidad. Además el Banco Central Europeo (BCE) ha limpiado y facilitados todos los cauces para que fluya el crédito, que tan férreamente quedó cerrado en los tiempos más duros de la crisis. Sin embargo, según los datos recogidos por nuestro Boletín Trimestral de Morosidad PULSE, España sigue en su particular incongruencia; tener el cauce del río en las mejores condiciones, pero sin que llegue el agua. Según nuestras previsiones, la economía crecerá un 2,5% este año, mientras el volumen total de crédito sigue contrayéndose sin que fluya a las familias y sociedades españolas. El saldo de crédito concedido terminará el año en 1,21 billones de euros, una caída del 5,15% sobre diciembre de 2015, y que no dejará de caer mes tras mes hasta llegar a situarse en mayo por debajo de los 1,18 billones.
Esta caída del volumen de crédito se da en un contexto de
descenso de la morosidad. Nuestro modelo indica que
el importe de créditos morosos se situó al cierre de 2016 en 110.800 millones de euros y que al cierre del primer trimestre de este año, el saldo se situará en el entorno de los 109.800 millones de euros, una caída del 13,46% en la comparativa interanual. Anticipamos que el
volumen de créditos morosos continuará registrando descensos de dos dígitos.
De hecho, esperamos que
la ratio de morosidad caiga hasta el nivel más bajo en cinco años, situándose para marzo por debajo del 9%. Todos estos elementos deberían influir positivamente en la oferta crediticia, pero
no podemos olvidar que las entidades financieras afrontan importantes desafíos. Por un lado, el sector ha tenido que lidiar con
una política ultraexpansiva por parte de los bancos centrales que ha llevado los tipos de interés al 0% y ha supuesto un verdadero desafío para los márgenes bancarios. Ahora, el signo de esta política empieza a revertir desde EE UU, donde la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, ha insistido en que
“esperar demasiado para subir los tipos sería imprudente”. Pero aun así, no se esperan grandes cambios en la política monetaria de la eurozona hasta el año que viene. Por otra parte,
este entorno de bajos ingresos coincide con un cambio de modelo estructural del sector, especialmente impactado por
la digitalización, que ha acentuado el
exceso de capacidad de la red de oficinas; por último, la
regulación bancaria internacional, más exigente en cuanto a las provisiones de liquidez también limitará a los bancos a la hora de impulsar los créditos.
La digestión del estallido del
boom inmobiliario está demostrando ser bastante pesada para la banca, que ya ha hecho un ingente esfuerzo de saneamiento. Y es que
desde el mercado de la vivienda vienen señales contrapuestas: esperamos que durante el primer trimestre del año continúe el
crecimiento del número total de operaciones de compraventa de viviendas, si bien la obra nueva sigue a la baja, también esperamos algunos
altibajos en el importe medio de las hipotecas, aunque con una tendencia generalizada hacia arriba. En nuestro Boletín
PULSE podéis consultar todos los detalles sobre nuestra visión de la situación de la morosidad y también del mercado inmobiliario.
Os invitamos a descargaros el informe en el siguiente enlace.
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Gabinete de Estudios Económicos de axesor