España confía en recuperar este año el nivel de PIB previo al estallido de la crisis del sector financiero, cuyo rescate le ha costado de momento al erario más de 60.700 millones de euros, según las cifras provisionales divulgadas por el Tribunal de Cuentas. Nuestra previsión es que el PIB crezca este año un 2,5%; la inversión, el consumo, la inflación y el empleo también evolucionarán al alza. El análisis realizado por nuestro Gabinete de Estudios Económico publicado en nuestra última edición del Radar Empresarial confirma que aumentan las transacciones entre empresas y baja el número de sociedades que no pueden hacer frente a sus obligaciones. Bajo estas circunstancias, ¿han vuelto también los concursos de acreedores a la casilla de salida? Lo cierto es que los concursos están todavía muy lejos de regresar a los niveles previos de la crisis: el año 2016 se cerró con 4.120 nuevos procesos formales de insolvencia, un volumen que aún está muy lejos de los 2.590 procedimientos iniciados en el año 2008. Es decir, las cifras actuales todavía están un 59% por encima de las de aquel año. Después de 38 meses consecutivos de caídas en las comparativas interanuales, esperamos que esta tendencia continúe durante los próximos meses.
En términos geográficos, los casos en los que se está ya por debajo de los niveles de 2008 son realmente excepcionales. La única comunidad autónoma que mejora sus datos respecto a 2008 es Baleares, con un retroceso del 4,3%, comparado año contra año. A nivel provincial, esto solo ocurre en Córdoba (-22,2%), Jaén (-61,9%), Málaga (-25%), León (-33,3%) y Lleida (-20%) y conviene puntualizar que, salvo el caso de Málaga, que cerró el ejercicio con 63 concursos, el resto registran menos de 50, por lo que las comparaciones año contra año pueden ser extremadamente volátiles. En las grandes. Los datos son evidentes a nivel agregado en las grandes comunidades. El caso que más claramente pone de manifiesto el ajuste que queda por delante es el de Madrid: el ejercicio 2016 se cerró para la capital de España con 686 nuevos procesos formales de insolvencia, nada menos que un 102,4% por encima de los 339 del año 2008, si bien es cierto que Madrid ha conseguido concluir dos años consecutivos por debajo de la barrera de los 1.000 concursos.
Entre las comunidades autónomas donde se dan más de 200 concursos al año, Cataluña es donde el ajuste efectuado ha sido mayor. Cataluña es la comunidad autónoma donde más concursos de acreedores hay en España, pero también es donde la caída es más relevante respecto a los inicios de la crisis. El año 2016 se cerró para esta comunidad en 849 nuevos concursos, todavía un 34,8% por encima del año 2008. En contraste, en Valencia los procesos formales de insolvencia todavía son un 76,4% superior a los del ejercicio que marca el inicio de la crisis (632 frente a 359). En Andalucía la situación es sustancialmente mejor, los 447 concursos de 2016 sitúan el balance del ejercicio un 39,7% por encima de 2008. En el País Vasco (259 casos), la comparativa se eleva un 40% y en Galicia (244 nuevas insolvencias judiciales), un 73%.
Por sectores de actividad, no hay ningún sector actualmente por debajo de los niveles de 2008. Si bien se puede considerar que en el caso de la construcción (868 casos) y la industria manufacturera (560) sí que se ha regresado ya a la casilla de salida, dado que solo están un 1,64% y un 0,36% por encima, respectivamente. Esto es muy relevante, ya que estos dos sectores representan juntos un 36% de los concursos declarados en España. En cambio, en el segundo sector más importante en términos numéricos, el del comercio (868), todavía está un 117% por encima. El sector del comercio es el más significativo en lo que se refiere a nuevas aperturas de sociedades (en 2016 se cumplieron cinco años consecutivos creando más de 20.000 empresas en cada ejercicio), pero es también un sector frágil, de empresas generalmente de pequeña dimensión y, por tanto, más vulnerables.
En todo caso, en España el número de concursos de acreedores en relación al tejido empresarial siempre ha sido sustancialmente inferior al del resto de Europa y la razón no es, obviamente, una cuestión de mejor salud económica, sino el hecho de que aquí resulta extremadamente difícil salvar a una empresa recurriendo a los concursos de acreedores: menos del 4% de las empresas afectadas logra un acuerdo con los acreedores, de acuerdo con nuestras estadísticas. Ante esta perspectiva, muchas compañías renuncian directamente a intentar la fórmula concursal.
Tampoco ayuda la circunstancia de que el tejido empresarial español se caracteriza por una preeminencia de pymes y micropymes, en muchos casos dependiente al 100% de la financiación de los bancos tanto para el capital circulante, como para las actividades de crecimiento y expansión. Esto hace a nuestro tejido empresarial demasiado sensible a eventuales shocks de la industria bancaria, cuyo modelo de negocio está siendo objeto, precisamente, de una profunda revisión.
Gabinete de Estudios Económicos de axesor