En lo que va de año, las sociedades mercantiles han ampliado capital por un importe de unos 21.987,57 millones de euros, según los datos procesados por nuestro Gabinete de Estudios Económicos. Puede parecer una cifra muy elevada, pero en realidad es uno de los volúmenes más bajos de toda la crisis y de hecho representa un descenso del 4,66% sobre los primeros siete meses de 2015, que fue el año en el que menos ampliaciones de capital se registraron, con un saldo total al término del ejercicio de 36.305 millones de euros. Y es precisamente lo que ocurre en los sectores más vinculados a la crisis lo que determina la trayectoria de las ampliaciones de capital. Así, el sector de actividades financieras registró en julio 2.693,7 millones de euros (un 67,9% del total), mientras que el inmobiliario movilizó 489,92 millones de euros y la construcción, 136,43 millones de euros. Es decir, juntos, estos tres sectores de la banca y el ladrillo representaron un 83,7% del total del dinero movilizado en julio a través de ampliaciones de capital. Es decir, ocho de cada diez euros captados en España en julio a través de ampliaciones fue a parar al sector financiero.
Pero es que, en el conjunto del año, la preponderancia de estos tres sectores es inferior, pero sigue siendo dominante, ya los 14.150,21 millones de euros que suman, equivalen al 64,35% del total. A pesar de la insistencia en la necesidad de que España emprendiese un cambio de modelo económico más basado en la actividad industrial con carácter exportador, lo cierto es que la relevancia de la construcción que, por otra parte, está muy internacionalizada al nivel de la gran empresa, sigue siendo enorme, lo mismo que ocurre con la banca. Desde el año 2008 hasta la fecha, la banca y el ladrillo han captado 301.313 millones de euros, un 67% de todo el dinero que se ha movilizado a través de ampliaciones de capital (447.471 millones de euros), es decir, más de dos de cada tres euros.
En efecto, España es uno de los países más bancarizados del mundo. Por un lado, en término medio el 80% de la financiación empresarial procede de los bancos; un porcentaje que se eleva a casi el 100% en el caso de las pymes. Por otra parte, España tiene una de las redes de oficinas bancarias de atención al cliente minoristas más densas de Europa. Esta excesiva presencia de oficinas ya ha sufrido un recorte notable tras los procesos de concentración bancaria desatados por la crisis financiera y el exceso de apalancamiento de empresas y hogares.
Ahora, la banca vuelve a atravesar una situación complicada. La política ultraexpansiva emprendida por el Banco Central Europeo (BCE) ha llevado los tipos de interés a cero, poniendo en un grave aprieto los márgenes de la banca, cuya capacidad para obtener rentabilidad también se ve comprometida por la irrupción de las llamadas FinTech, nuevas sociedades no financieras que aprovechan las nuevas tecnologías para competir con la banca en financiación. Al mismo tiempo, el cambio de hábitos de los consumidores, muy volcados en la actividad on-line, hace menos necesaria la presencia de una red prolija. Por último, la capacidad de la banca para prestar dinero también se ve condicionada por las exigencias de capital establecidas en el marco de los acuerdos internacionales de Basilea III. En conclusión, la banca afronta un panorama que a buen seguro tendrá repercusiones en las ampliaciones de capital. De hecho, solo entre junio y julio, la banca ya ha ampliado capital por un importe de 4.233,5 millones de euros. En un sector que habrá que seguir con intensidad durante los próximos meses.
Gabinete de Estudios Económicos de axesor