La economía española aún mantiene una sólida velocidad de crucero y está sorteando con relativa soltura el problema sobrevenido de la ausencia de Gobierno. Las previsiones recogidas en la actualización mensual de nuestro Boletín de Coyuntura Económica Focus anticipan un crecimiento del 2,7% para este año, claramente por encima del promedio de la eurozona. Sin embargo, una lectura más pormenorizada de los datos correspondientes al primer trimestre hace encender algunas señales de peligro: las ventas de las grandes empresas crecieron solo un 0,6% en el periodo comprendido entre enero y marzo, la tercera parte del promedio registrado en el trimestre inmediatamente anterior. El principal factor es la caída de las exportaciones de las grandes compañías, que experimentaron un retroceso del 4% en términos anualizados, poniendo así fin a una racha de dos años seguidos de mejoría continuada del sector exportador de las grandes empresas. Las exportaciones están cayendo tres veces más rápido que las importaciones, condicionando así la contribución del sector exterior a la economía.
El mal dato de las exportaciones es de especial relevancia, habida cuenta del mayor peso que éstas tienen hoy en las ventas de las grandes empresas y en la economía española. Si en el año 2007 el peso de las ventas en el exterior suponía el 15,3% de los ingresos de las grandes empresas, el año pasado dicho porcentaje representaba ya 23,6%.
Los riesgos a la baja son crecientes en el plano internacional, dado el cambio de modelo de China, aunque por el momento está evitando la recesión, y sus consecuencias en los países proveedores, especialmente del área Latam y de Asia, así como las potenciales consecuencias de un eventual ‘Brexit’; una incógnita que se despejará en pocas semanas. A nivel mundial está teniendo lugar una recomposición del crecimiento económico, con un menor peso de las economías emergentes y de los países exportadores de materias primas y con mayor protagonismo de las economías desarrolladas e importadoras de todo tipo de bienes. Es precisamente el ajuste que están sufriendo las economías emergentes el principal responsable de la caída sufrida por las exportaciones. Precisamente, las ventas hacia destinos fuera de la UE experimentaron en el primer trimestre una caída del 1,7%, mientras que las ventas dentro del mercado comunitario continuaron su ascenso.
No obstante, la economía española sigue teniendo sus fortalezas y una de ellas es la industria turística, que en los tres primeros meses del año sorprendió al alza, con un aumento del 13,9% en la llegada de turistas, hasta alcanzar los 12 millones de visitantes y un crecimiento del 7,4% en el gasto por persona, rebasando los 12.000 millones de euros. En concreto, las ventas del sector de comercio y hostelería registraron en el periodo entre enero y marzo un incremento del 1,9% en la comparativa interanual, prácticamente el doble que el resto de actividades del sector servicios. También es llamativo el incremento observado en la demanda de bienes de equipo (+7,6%), que viene a indicar una cierta visión positiva por parte de las empresas de las perspectivas sobre la evolución de la demanda final. Ciertamente, la importante creación de empleo está ayudando a ello, si bien el crecimiento está teniendo lugar prácticamente al mismo ritmo que el PIB, lo que quiere decir que se trata de empleo de escaso valor añadido; esta es una de las grandes asignaturas pendientes de la recuperación española.
Así pues, pese a que el entorno sigue siendo favorable en términos económicos, la economía española debe asumir una serie importante de desafíos. La principal amenaza es la incertidumbre económica, que puede retrasar la ejecución de importantes reformas que necesita hacer España: elevar la productividad y el potencial de crecimiento de la economía española; reducir la elevada deuda externa, consolidar las cuentas públicas y atacar de frente la elevadísima tasa de paro, que el año que viene seguirá por encima del 19%, y la creciente desigualdad.
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Gabinete de Estudios Económicos de axesor