"Recuerda que los mercados son maniaco depresivos", suele decir Warren Buffett. Y Mr Market se empeña en darle la razón. Los mismos inversores que hace un año compraban felizmente acciones en las Bolsas de las dos mayores economías mundiales, EEUU y China, hoy han salido corriendo despavoridos ante las múltiples amenazas que observan sobre los mercados.
"¿Dónde está el problema? ¿En hace un año o ahora?", me preguntaba capciosamente un usuario de Twitter. "En nuestra cabecita loca", le respondí yo. Para intentar meter una porción de racionalidad al análisis, les propongo en este post hacer un viaje por los argumentos detrás de los nervios en los mercados, sus fundamentos y cómo nos afectan o podrían hacerlo.
Lobo 1. La recesión global
Si hubiera que resumir en un sólo concepto la gran preocupación global para los inversores, ésta sería la entrada en una recesión planetaria. Un periodo de contracción generalizada. ¿Cómo de probable es? Muy pocos economistas se atreven a descartarlo, pero también son minoría quienes los tienen como escenario base.
Hablar de crecimiento mundial es hacerlo de tres grandes bloques: Unión Europea, Estados Unidos y China. Entre los tres suponen cerca del 60% del PIB mundial. En ninguna de estas áreas se espera una contracción para 2016, según el consenso de analistas recogido por la agencia Bloomberg, aunque sí un menor crecimiento. Si el riesgo creciera, los bancos centrales insisten en que tomarán más medidas de estímulo.
Cómo afecta a un inversor: una recesión global implicaría caídas en los beneficios de las compañías, que al final es lo que compramos cuando invertimos en acciones. Veríamos cada vez más revisiones a la baja en las previsiones de resultados, más despidos... Y en renta fija, dados los niveles en los que se encuentran los bonos, también resultaría perjudicial. Este lobo sí sería fiero, aunque a día de hoy todavía no parece el escenario más probable.
Lobo 2. China y la crisis de divisas
El gran dragón asiático está mudando la piel de su economía. Hasta ahora, se basaba en la construcción de viviendas, fábricas, carreteras... Ese modelo se agota y quiere virar hacia el consumo y los servicios. Un cambio de estas dimensiones genera desequilibrios. Más todavía cuando el crecimiento tiene que empezar a moderarse en términos relativos. Nada puede crecer para siempre a un ritmo del 9%, del 7% o del 5%.
El gran temor añadido es si la caída del crecimiento se acelera y provoca mayores desajustes. Por ejemplo, en el mercado de divisas, donde las reservas de moneda extranjera se reducen a un ritmo insostenible de casi 100.000 millones de dólares al mes.
Cómo afecta a un inversor: un hipotético derrumbe del yuan podría generar una espiral deflacionista mayor al resto del mundo, que sería muy dañina para el crecimiento de los beneficios económicos. La onda expansiva sería muy costosa para la rentabilidad de las carteras. Lógicamente, cuanta mayor exposición a China más sufrimiento en cartera. ¿Cómo de probable es este escenario? El Banco Central de China viene indicando que no quiere una moneda mucho más débil y que actuará contra este riesgo.
Lobo 3. Hundimiento del petróleo
El desplome del crudo ha sido épico, con el Brent llegando a caer por debajo de los 30 dólares. Mala noticia para los países productores, pero muy buena para los importadores y allí donde el consumo tiene más importancia en el PIB, ya que el ahorro en combustible pone más dinero en los bolsillos para gastar.
¿Pero por qué caen entonces las bolsas? Muchas empresas energéticas producen a costes superiores al actual precio, no les resulta rentable producir si le pagan a estos niveles. Como además el sector, así como el minero, suele estar muy endeudado (poner en marcha una planta es muy costoso) se dispara el riesgo de quiebras. Y si esto sucede, los bancos que han financiado estas operaciones también se enfrentarían a una subida de la morosidad.
Cómo afecta a un inversor: Mientras el precio del petróleo siga cayendo, aumentarán las posibles quiebras de empresas de energía y materias primas, con lo que aumenta el riesgo de elegir la acción equivocada. Además, el sector financiero podría sufrir más caídas. En la renta fija, los bonos de empresas high yield energéticas ya descuentan un escenario de altos impagos. También las bolsas de mercados emergentes se ven afectadas, por su relación con las materias primas.
Lobo 4. Tipos negativos
El 26% de la deuda de Gobiernos ya está en tipos de interés negativos. Es decir, a los inversores les cuesta dinero prestar a los Estados. Esto se explica por dos razones. Primero, por la búsqueda extrema de activos seguros en los que los inversores confían para recuperar su dinero aún en los escenarios más pesimistas. Se trata de una especie de "caja fuerte" por cuyo uso pagan.
Segundo, por los intentos a la desesperada de los bancos centrales de estimular la economía y el consumo. El plan es forzar tanto a los bancos como a los ciudadanos y empresas a poner su dinero a trabajar, penalizándoles por tenerlo en la caja del BCE o en depósitos.
¿Qué supone para el inversor? Por un lado, el riesgo de que se esté formando una gran burbuja en renta fija pública. No tiene sentido pagar por prestar dinero. Rara vez las situaciones absurdas se mantienen para siempre. Antes o después, impera la lógica. Por otro, de nuevo, malas noticias para el sector bancario. Su negocio básico es la diferencia que ganan entre el tipo al que prestan y los intereses que pagan en los depósitos. En esta situación de política monetaria, les resulta imposible hacer crecer sus resultados ordinarios.
Lobo 5. Ausencia de liquidez
La situación anormal en la renta fija combina muy mal con otra realidad de los mercados: la liquidez se ha secado, fruto de los mayores requisitos regulatorios que ha traído la crisis financiera. Si se produjera una situación de pánico en renta fija, se producirían auténticas avalanchas de inversores intentando salir por puertas muy estrechas.
¿Y para el inversor? Más que nunca, será necesaria una buena diversificación. No sólo por cada activo, sino por diferentes estrategias y emisiones en cada uno de ellos. El riesgo de quedar atrapado en distintas emisiones de renta fija sería alto en este contexto.
Lobo 6. Riesgo político en España y ‘Brexit’
Las primas de riesgo han vuelto a subir en la Europa periférica a raíz de la inestabilidad política en España. La parálisis en la elección de nuevo Gobierno tras el resultado electoral provoca dudas entre los grandes inversores, que buscan estabilidad para su dinero. Pero hay otro evento que genera todavía más cautelas a nivel político.
Las consecuencias de una victoria del No a seguir en Europa en Reino Unido, si finalmente se celebra el referéndum, preocupan y mucho. El portazo británico podría crear moda entre otros países y dejaría en suspense la Unión Europea como proyecto político y económico.
¿Cómo afectaría al inversor? La volatilidad y la incertidumbre provocarían caídas en las bolsas europeas y tendrían un impacto notable en el euro. La renta variable británica también podría sufrir. Las consecuencias serían tan perjudiciales para todos que la lógica debería imponerse con un acuerdo final para que el Gobierno británico haga campaña por mantenerse en Europa, a cambio de determinadas concesiones.
Lobo 7. ¿Un Lehman Europeo?
Los rumores sobre Deutsche Bank y su exposición a derivados han generado el temor a un Lehman Brothers a la europea: la caída de un gran banco, de los denominados 'demasiado grandes para caer'.
A pesar de las fuertes caídas de las últimas semanas, la situación actual desde el punto de vista de la supervisión bancaria y la regulación financiera tiene muy poco que ver con la de 2008. La mayoría de estos bancos han pasado complejos test de estrés en los últimos años, que les han llevado a reforzar capital.
¿Y los inversores? Para empezar, a estas alturas de la película, todo el mundo debería ser consciente de los riesgos de tener más de 100.000 euros en una misma entidad financiera. A partir de ahí, no queda cubierto. Además, el caso de Novo Banco en Portugal también ha demostrado que la época de los rescates puede haber tocado a su fin y que ahora pagarán los bonistas y accionistas. Concentrar demasiado el dinero en una o pocas entidades supone un riesgo innecesario y, además, que apenas aporta rentabilidad.
Muchos de estos riesgos llevan en el mercado mucho tiempo. Algunos parecen haberlos descubierto ahora Mr Market, mientras otros están en boca de todos desde hace tiempo. Incluso desde hace un año, cuando las Bolsas marcaban nuevos máximos. Hay lobos ahí fuera, algunos son fieros, pero no todos tanto como los pintan.
Vicente Varó, CEO de Unience y experto en mercados financieros
Vicente Varó es autor del libro "Para qué sirven realmente los mercados financieros" (Editorial Paidós) y Consejero Delegado de la red social de inversores Unience. También es asesor en el Comité de Comunicación de la asociación EFPA España. Vicente Varó es colaborador habitual en Expansión, El Confidencial, M80 y Radio Intereconomía, y también ha trabajado en Expansión, Financial Times y El Economista.