La actual legislatura apura su tramo final, a la vista de las elecciones generales que previsiblemente se convocarán en diciembre. La evolución de la actividad concursal, como reflejo de la coyuntura económica, ha sido extraordinariamente singular en estos cuatro años. De acuerdo con los datos de nuestro Gabinete de Estudios Económicos, en 2011 se concluyó con 5.397 concursos por parte de sociedades mercantiles; en 2015 se han declarado 3.371 en ocho meses, con un promedio de unos 421,4 concursos al mes, por lo que es probable que se termine por debajo de las cifras de 2011. De hecho, mes a mes las cifras de la estadística concursal son las más bajas desde 2010. A finales de 2011, los concursos de acreedores experimentaban de forma consistente incrementos porcentuales de dos dígitos en la comparativa interanual; ahora la situación es justo la contraria. En agosto pasado se iniciaron 201 procesos formales de insolvencia, lo que supone un descenso del 29,2% respecto a agosto de 2014 y el número de casos acumulados en los ocho primeros meses del año implica una caída del 23,8% frente al mismo periodo del ejercicio anterior. La mejora del panorama concursal se consolida en España.
Pese a ello, en esta legislatura se habrán declarado muchos más concursos que en la pasada. Entre abril de 2008 y diciembre de 2011, que fue cuando acabó oficialmente la novena legislatura de la democracia española, se declararon 16.947 concursos de acreedores. Desde entonces hasta la fecha, el número de procesos iniciados asciende a 26.181 concursos. Y es que en esta legislatura se han dado los dos peores años desde que la reforma de la ley concursal agrupó en 2004 quiebras e impagos. En 2012 se iniciaron 7.479 procesos formales de insolvencia y en 2013 se alcanzó la cifra de 8.823. El cambio de ciclo se inició precisamente a finales de ese ejercicio; noviembre de 2013 fue el primer mes en más de tres años y medio en el que caían los concursos de acreedores en la comparativa interanual; los 701 concursos que se registraron entonces supusieron un descenso del 16,4% frente a noviembre de 2012. La industria manufacturera y la construcción fueron entonces los sectores determinantes para explicar la caída. La racha continúa 22 meses después. En septiembre de 2014 se declararon 428 concursos por parte de sociedades mercantiles y en octubre pasado, 674. Si la estadística consigue mantenerse por debajo en los dos próximos meses, se habrán completado dos años seguidos de caída en tasa interanual.
Los sectores donde las caídas de los concursos están siendo más importantes este año son la industria manufacturera (-32,8%), la construcción (-27,6%) y el comercio (-20,9%). Por comunidades autónomas, Cataluña (-30,3%) y Madrid (-16,3%) están siendo decisivas.
En definitiva, la dinámica es completamente diferente a la que tenía lugar cuando comenzó la actual legislatura. El final del ajuste en el sector constructor, una actividad que además ya está dando indicios cada vez más sólidos de recuperación; la recuperación económica (el consenso de mercado pronostica para España un crecimiento del PIB en 2015 de al menos el 3%) y la sucesión de reformas legislativas que han tenido lugar para agilizar y hacer más efectivos los procesos concursales son las claves que explican la actual tendencia. La situación concursal ya es mejor que la que se heredó en 2011, pero el camino para llegar a los niveles de 2008 es todavía muy largo. El ejercicio 2008 se completó con 2.590 procesos formales de insolvencia por parte de sociedades mercantiles. Por lo tanto, aún tendrían que caer cerca de la mitad para acercarse a los niveles de entonces. Regresar a los niveles pre-crisis se antoja aún más difícil, pues las cifras de 2007 son de 941 concursos de acreedores, es decir, aproximadamente un 80% por debajo de los rangos actuales.
Sin embargo, más que reducirse el número de concursos, lo más importante ahora es que el mecanismo sea más efectivo a la hora de dar una solución de viabilidad a las empresas afectadas. Más del 90% de los concursos terminan sin convenio entre compañía y acreedores, es decir, desembocan en la liquidación de la sociedad. La mejora del proceso concursal para que propicie una reestructuración efectiva de las empresas y un nuevo comienzo para aquellos empresarios que fracasan será clave para un fortalecimiento del tejido productivo nacional.
Gabinete de Estudios Económicos de axesor