Uno de los indicadores más claros del cambio de ciclo económico en España es el de la evolución de los concursos de acreedores por parte de sociedades mercantiles. De acuerdo con el análisis de nuestro Gabinete de Estudios Económicos, recientemente publicados en nuestro último Radar Empresarial, entre enero y julio se han iniciado 3.170 procesos formales de insolvencia. La cifra es la más baja para ese periodo desde el año 2010 y supone una caída del 23,4% respecto a 2014, que es el año en el que se confirmó el cambio de tendencia en los procesos concursales. Adicionalmente, llevamos ya cinco meses consecutivos con menos de 500 concursos al mes, es la racha más larga desde comienzos del año 2010. La estadística cumple la asombrosa cifra de 21 meses consecutivos de caída en la comparativa interanual. Todos estos datos son muy positivos, sin embargo, aún hay muchas sombras en el proceso concursal, que abordaremos a continuación.
El número de concursos declarados en relación con el volumen del tejido empresarial nacional sigue siendo muy bajo comparado con otros países de nuestro entorno. Y esto no es precisamente por una cuestión de pujanza empresarial, aunque España probablemente sea el país del área euro donde más vaya a crecer la economía tanto en 2015, como en 2016, nuestro PIB aún está por debajo de los niveles de 2008. La baja tasa concursal se debe a que este mecanismo es aún visto como un estigma por los empresarios, un recurso que, lejos de constituir una segunda oportunidad, solo se emplea en situaciones desesperadas, cuando probablemente ya es demasiado tarde para llegar a un acuerdo que garantice la viabilidad de la empresa.
Y lo cierto es que a los empresarios no les faltan argumentos para tener una visión tan negativa del proceso concursal. Según los cálculos realizados por nuestro Gabinete de Estudios Económicos, más del 90% de todos los procesos concursales concluidos desde el año 2008 han terminado sin convenio, es decir, con la disolución de la empresa. Eso sí, el panorama ha ido mejorando poco a poco. En 2009 se alcanzaron poco más de 120 acuerdos, lo que arrojó un porcentaje del 2,37%; es decir, el 97,63% tuvieron como resultado la liquidación de las empresas implicadas. En 2014, el saldo había mejorado ostensiblemente, puesto que se alcanzaron algo más de 600 convenios y el porcentaje sobre el total de concursos se elevó al 9,15% del total; pero esto significa que el saldo de concursos sin acuerdo es todavía del 90,85%.
El actual Gobierno ha aprobado un elevado número de reformas en materia concursal, la última el pasado mes de mayo, en la creencia de que es bueno para la economía en general tomar medidas para garantizar la continuidad de empresas que son económicamente viables y que en ocasiones solo se ven arrastradas a una espiral de impagos por un tema exclusivamente de liquidez (así ha ocurrido en al menos una de cada cinco empresas que han cerrado durante la crisis). Las medidas, que facilitan la capitalización de las deudas y la consecución de acuerdos también en situaciones pre-concursales, están dando resultados, sin duda alguna, pero aún es mucho el camino que queda por recorrer. Se necesita propiciar un entorno en el que el proceso concursal brinde a las empresas una oportunidad real para reorganizarse y diseñar un plan de viabilidad efectivo.
Desde 2008 hasta el momento, han tenido lugar en España más de 43.000 concursos por parte de sociedades mercantiles. El momento de mayor intensidad concursal ocurrió en el año 2013, cuando llegaron a declararse 8.823 concursos, más del triple que en 2008. Si el ritmo actual se mantiene, los concursos podrán acabar el ejercicio por debajo de los 6.000 por primera vez desde el año 2011. De momento, el mes de julio ha sido prometedor en este sentido, se han declarado 425 concursos, es una caída del 27,5% sobre 2014, que ya había sido el mejor mes desde el año 2011 y supone regresar a los niveles del año 2010.
El papel que ha jugado el sector de la construcción para que esta mejoría del panorama concursal sea posible ha sido fundamental. En lo que va de año se han iniciado 807 concursos en la construcción, un 26% menos que el año pasado por estas fechas. Es la primera vez desde el año 2010 que el sector constructor salda el balance de los siete primeros meses del año por debajo de los 1.000 procesos iniciados. De hecho, la cifra actual es la mejor para ese periodo de tiempo desde el año 2008, aunque aún está un 135% por encima.
Ahora que el cambio de ciclo se consolida, tanto en el proceso concursal, como en el crecimiento económico, no es el momento de relajarse. Es el tiempo de seguir avanzando en las reformas necesarias para dotar al tejido empresarial de un marco dinámico y flexible, que permita reducir las vulnerabilidades ante los posibles shocks que están por venir. De igual modo, los empresarios no deben olvidar las lecciones que ha enseñado esta crisis; entre ellas, que la gestión del riesgo empresarial y en particular del riesgo de crédito debe ser parte nuclear de toda política corporativa que se precie de ser eficaz y alineada con la consecución de los objetivos de la empresa.
Gabinete de Estudios Económicos de axesor