Dice el refrán que no hay peor ciego que el que no quiere ver. A sólo dos meses de que finalice 2014, el inversor en renta fija tiene dos opciones: o aceptar un escenario absolutamente desolador que no se parece al que ha vivido en los últimos años; o ponerse un antifaz y seguir pensando que la renta fija, es renta y es fija. La escenificación de una realidad económica en la que vamos a vivir muchos años casi sin inflación y acercándonos en algunas ocasiones a la deflación, con tipos de interés históricamente bajos, provocarán que la rentabilidad de los productos de inversión que compran bonos sea irrisoria. La expectativa hoy de una cesta de deuda en el mercado europeo para el próximo año ofrece solamente la posibilidad de ganar un 1 por ciento de interés, de acuerdo con el índice Barclays Capital Euro Aggregate Bond, uno de los índices más seguidos para medir qué interés se espera de las carteras de bonos europeos, bajo una serie de hipótesis que suelen reunir los peores escenarios. Mínimo absolutamente histórico. Es más, los expertos aseguran que para lograr una rentabilidad superior al cero por ciento se necesitará una gestión activa de la inversión. Un futuro el que nos aguarda que no tiene nada que ver con las rentabilidades que se han alcanzado en la fija en los últimos meses, por la que muchos ahorradores presumen de haber logrado mayores rentabilidades en esta parte de sus inversiones que incluso con la renta variable.
Un dato sirve para explicar lo ocurrido: la rentabilidad que alcanzan los planes de pensiones de más de un millón de trabajadores en nuestro país en el primer semestre del año es del 10 por ciento. Hay que tener en cuenta que gran parte de estas carteras están colocadas en renta fija. Coloquialmente se podría decir que hasta un tonto ha hecho relojes.
Tratar de explicar la poliédrica realidad de la renta fija mucho más allá de que será nimia su renta y sobre todo no es fija obliga al inversor reconocer sus aristas. En el lado positivo para el ahorrador seguirá quedando que si se cumplen las expectativas, aunque la rentabilidad que ofrezca la renta fija bien gestionada será muy pequeña, puede que alcance a compensar el coste de la vida. En el lado negativo, que será claramente insuficiente para aquellos patrimonios que tratan de generar rentas vitalicias, que tendrán que transvasar parte de su ahorro a renta variable para tratar de encontrar esos puntos de rentabilidad que ya no les proporcionará la renta fija. Otro claro ganador del escenario que se presenta es el depósito. Las denostadas imposiciones a plazo fijo, que están a punto de perder el punto de rentabilidad de media en el mercado nacional, continuarán siendo la alternativa preferida por millones de ahorradores. Como demuestra que el patrimonio total destinado a este producto no ha descendido los últimos años pese a que ya hace mucho que no se disparan ni perdigones en la guerra del pasivo.
Cultura financiera ‘pública’
Deberíamos preguntarnos por qué no existe la necesidad de concienciar al ciudadano sobre la gestión de su ahorro o su dinero, sobre todo cuando la mayor parte de productos de inversión que se contratan están vinculados a la renta fija, y esta se encuentra en el escenario más complicado de los últimos años. Haría falta una campaña de divulgación pública tan incipiente como las que se pusieron en marcha en nuestro país sobre los peligros de la circulación a finales de los setenta. La primera campaña de concienciación sobre seguridad viaria que se hizo en nuestro país fue La Segunda Oportunidad, de Paco Costas. La generación que crecimos con aquellos televisores que mudaban del blanco y negro a color aprendimos que había cosas que no se debían hacer circulando o cuidados esenciales del vehículo para evitar aquellos accidentes que nos impactaban a cámara lenta en aquel mítico programa de TVE, que arrancó en los tiempos en que Adolfo Suárez era gestor del ente público. La imagen retrocedía y daba al conductor la segunda oportunidad de evitar el accidente. La voz de Rafael Taibo, que todos recordamos por narrar los documentales marinos de Jacques Cousteau, sentenciaba: “El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Qué bueno sería, en ocasiones, contar con una segunda oportunidad” –algo que si se aprende, sí tienen la mayor parte de inversores-.
Joaquín Gómez, Adjunto al Director, diario El Economista
Joaquín Gómez se incorporó como miembro fundador del diario El Economista en septiembre de 2005 y también es colaborador de tertulias en Intereconomía, RNE y Telecinco. Anteriormente, trabajó en Expansión, La Razón, Actualidad Económica y el Diario Ya. Joaquín Gómez es promotor de los índices Eco10 Stoxx, de Bolsa española, y Eco 30, un índice bursátil mundial, desarrollado en colaboración con FactSet y Stoxx.