Los concursos de acreedores cayeron en España en febrero por cuarto mes consecutivo. Se registraron 618 procesos formales de insolvencia, lo que supone un descenso del 39,94% respecto al mismo mes del año pasado, según las cifras que ha recogido nuestro Gabinete de Estudios Económicos. El tejido empresarial español sigue estando en niveles concursales muy elevados, comparado con los ratios previos a la crisis. Así, el saldo acumulado en los dos primeros meses del año es de 1.197 casos, lo que supone nada menos que un 740% más que en el mismo periodo de 2007. Sin embargo, está claro que el panorama económico está cambiando en España y eso se nota también en las insolvencias judiciales. Nuestra previsión es que la declaración de concursos de acreedores continúe su desaceleración a lo largo de todo el ejercicio en curso y que este descenso sea extensivo a todas las comunidades autónomas y al conjunto de los sectores de actividad.
Existen tres variables que indican que el cambio de tendencia en el ciclo económico español: la demanda interna, que está repuntando; el desempleo, que acumula siete meses consecutivos de mejora, y el sector exterior, donde el superávit por cuenta corriente viene a evidenciar que la recuperación de nuestra economía es ya un hecho. Pese a todo ello, España aún está lejos de la normalización. Nuestra tasa concursal es significativamente inferior a la de países de nuestro entorno, como Alemania y Francia (en 2012, se dieron en España 24 concursos por cada 10.000 empresas, incluidos autónomos y otros entes, además de las sociedades mercantiles; frente a los registros de 89 y 92 en Alemania y Francia respectivamente). A nadie se le escapa que en esos dos países, la situación económica es mucho mejor que la nuestra. ¿En qué se basan entonces esas diferencias? Sin duda, en los defectos latentes en nuestro sistema concursal, que provoca que, hasta la fecha, el 94% de las empresas que entraban en concurso terminaran el proceso sin un acuerdo de reestructuración; es decir, terminaran cerrando. En conclusión, para las empresas españolas, los concursos de acreedores eran, hasta ahora, una medida desesperada a la que acudían cuando ya era demasiado tarde. En este sentido, las últimas medidas aprobadas por el Gobierno mediante Real Decreto para la refinanciación y reestructuración de la deuda empresarial, incidiendo especialmente en los pre-concursos, pueden modificar mucho el panorama, acabar con el estigma que pesa sobre el mecanismo y dotar de oxígeno al proceso concursal, convirtiéndolo en una nueva oportunidad para las empresas.
Los procesos concursales en España vienen de un progreso meteórico en los últimos años. Con el de 2014 serán ya siete ejercicios consecutivos en los que superan los 1.000 procesos anuales en el caso de las sociedades mercantiles. El año pasado se alcanzó un récord histórico, con un total de 8.823 casos, un 17,97% más que en 2012, en el que supuso el tercer año seguido al alza. Sin embargo, ya el año pasado se observó un cambio de tendencia que este año no ha hecho más que continuar. En el primer semestre, el incremento del número de concursos en tasa interanual fue del 31%, mientras que en el segundo semestre del año se limitó a un 4,55%. En este cambio de tendencia tiene mucho que ver el proceso de ajuste en el sector construcción-inmobiliario.
El 'ladrillo' supuso en 2013 el 36% de todos los procesos concursales, con un incremento del 8,9% respecto al año anterior. En el comienzo de 2014, el ‘ladrillo’ sigue siendo el sector dominante en la mortalidad empresarial, entre otras cosas, porque es de lo que más empresas se crean en España. En la suma de los meses de enero y febrero, el 'ladrillo' representó el 33,3% de todos los concursos de acreedores registrados en España; es decir, todavía es uno de cada de tres, pero la dinámica es completamente distinta a la del año pasado, pues los concursos de acreedores vinculados al 'ladrillo' han descendido un 36,16% respecto al mismo periodo del año pasado.
Por otra parte, el 68% de las insolvencias judiciales iniciadas en los dos primeros meses del año se concentraron en las principales comunidades autónomas: Madrid, Cataluña, Andalucía, País Vasco y Valencia. Si bien todas experimentaron descensos de dos dígitos respecto al mismo periodo del año pasado. Los concursos de acreedores cayeron en 12 comunidades autónomas en la comparativa interanual de los dos primeros meses del año. Las excepciones fueron Baleares, Canarias, Castilla La Mancha, Extremadura y La Rioja. Si bien la suma de los procesos formales de insolvencia declarados en estas cinco comunidades equivale a solo el 13,2% del total. De igual modo, no hay ningún sector relevante en el que no hayan caído los concursos de acreedores. La lectura que se puede extraer de estos datos es que el punto de inflexión del ciclo económico español parece estar trasladándose también a los procesos concursales, son buenas noticias.
Gabinete de Estudios Económicos de axesor