Los recientes acontecimientos en Chipre y en Portugal reflejan el profundo alcance de una crisis económica cuya virulencia ha desbordado las previsiones más pesimistas. España no ha podido escapar a esta dinámica negativa que afecta, en realidad, a prácticamente toda Europa. Un síntoma evidente de esta delicada situación es el notable incremento de los procesos formales de insolvencia en nuestro país, como pone de manifiesto nuestro último informe del Radar Empresarial. Así, el primer trimestre del año cerró con un nuevo récord en procesos concursales, que afectaron a 2.564 empresas.
Casi 28.000 empresas declaradas en concurso desde 2008
Los números de los tres primeros meses del año suponen un incremento del 12,6% respecto al último trimestre de 2012 y un aumento del 44% sobre el mismo periodo del año pasado. Desde el comienzo de 2008, más de 27.900 empresas se han declarado en concurso de acreedores. El responsable de nuestro Gabinete de Estudios Económicos, Javier Ramos Juste, detalla cuáles son los principales factores que explican esta situación: “La brutal caída de la demanda interna, la sequía de créditos, los severos problemas de liquidez, el retraso en los cobros y una mala gestión del riesgo de crédito”. La falta de previsión ha sido, a juicio de nuestro experto, un elemento decisivo: “La mayoría de los empresarios españoles no se prepararon para una crisis de estas dimensiones, ni para su duración. Este aspecto comienza a ser un factor determinante”.
La trayectoria de las insolvencias judiciales es reveladora del deterioro de la situación económica española: entre 2005 y 2007, el ritmo trimestral de concursos se situaba en una amplia horquilla entre 150 y 300 procesos. A partir de 2008 experimenta un salto cuantitativo, primero por encima de los 300; en los trimestres segundo y tercero; por encima de los 500 y, desde el cuarto trimestre de ese año, franquea la barrera de los 1.000 concursos, un nivel que ya nunca abandonará salvo momentos puntuales. Es precisamente entre abril y junio de 2012 cuando se supera por primera vez la cota de los 2.000 concursos.
Como siempre ocurre, la cadena se rompe por el eslabón más débil que, en este caso son las pequeñas empresas, consideradas estas como aquellas que tienen menos de 50 empleados: representan un 85% de todos los procesos concursales. Por sectores, los de construcción y promociones inmobiliarias sumaron 898 procesos en el primer trimestre, lo que supone que uno de cada tres concursos está vinculado a alguna de estas dos actividades. Otros sectores especialmente afectados son el comercio mayorista y minorista, con 439 concursos; la industria manufacturera, con 352 y el de hostelería, con 305.
Los concursos seguirán aumentando
Javier Ramos Juste advierte un cambio en el reparto sectorial de las insolvencias: “El efecto contagio en la cadena comercial se observa en el mayor reparto sectorial de los concursos de acreedores (…) a costa de un mayor impacto de los concursos en la agricultura, la industria y el sector servicios. Esta tendencia se mantendrá a lo largo de 2013”. Nuestro experto pronostica un nuevo récord de procesos concursales entre los meses de abril y junio.
Por Comunidades Autónomas, Andalucía y Castilla La Mancha son las únicas en la que los concursos bajan en tasa interanual, un 1,37% y un 19,12% respectivamente. En el caso andaluz se debe a los fuertes descensos experimentados en las provincias de Sevilla (-37,25%) y Córdoba (-23,5%). En cuanto a Castilla La Mancha, esta dinámica favorable se debe a los menores concursos en Toledo (-30,4%); Albacete (-31,8%) y Guadalajara (-54,5%). En contraste, los concursos de acreedores aumentaron un 163,5% en Madrid, un 103,3% en Asturias y un 98,8% en Castilla y León. Madrid y Cataluña representan un 44% de todos los procesos concursales declarados en el primer trimestre del año.
“La clave será observar, a final de año, si el acercamiento a niveles europeos del número de procedimientos formales de insolvencia ha servido para que un porcentaje mayor de empresas viables logren un convenio que puedan reestructurar o liberar parte de su deuda, minimizándose así el impacto de la recesión sobre el ya muy dañado tejido empresarial español”, concluye Javier Ramos Juste. La evolución de los próximos meses será decisiva.
Gabinete de Estudios Económicos de axesor