La reciente crisis financiera mundial ha mostrado que los mercados no son perfectos, especialmente en el ámbito financiero. Existen, por tanto, fallos o imperfecciones en los mercados (principalmente en forma de externalidades e información asimétrica) que generan ineficiencias que justifican la intervención pública en la economía, del mismo modo que el exceso de intervención también genera ineficiencias e imperfecciones.
La respuesta a la primera pregunta es una cuestión abierta al debate. Puede que sea, incluso, la pregunta incorrecta a formularse. No obstante, se observa tras la crisis económica un cambio de dirección de la Comisión Europea con respecto a la política industrial (prestando una mayor atención a la industria manufacturera frente a los servicios y a la industrias del “conocimiento”) así como un giro en el seno del Banco Mundial.
Éste, tras décadas de asesoramiento a los países en desarrollo sobre la poca eficacia de la política industrial, está hoy recomendando su puesta en práctica. Además, ejemplos sonados de empresas manufactureras ampliamente intervenidas como General Motors en Estados Unidos o Meccano en Francia, confirman esta tendencia a dotar de mayor apoyo a los “campeones nacionales” así como a minimizar las pérdidas de empleos nacionales.
Todo ello bajo el paradigma de la necesidad de una mayor presencia pública en determinados campos del ámbito empresarial y una nueva realidad internacional, en la que la política comercial estratégica responde a la necesidad de ganar cuota de mercado en las exportaciones mundiales de bienes y de servicios.
Son tres las fuerzas principales que se encuentran detrás del impulso que se observa en la política industrial:
- El estado de enorme debilidad en que se encuentra la economía tras la crisis económica y financiera. Los gobiernos del mundo desarrollado se encuentran sometidos a una gran presión para reducir el paro y estimular el crecimiento económico. El apoyo a determinadas industrias o sectores es una forma de salvar puestos de trabajo y de ayudar a las empresas locales a ser más competitivas.
- En el caso de España, al igual que sucede en Estados Unidos y el Reino Unido, se busca reequilibrar el peso económico entre industria, finanzas y construcción. Parece una realidad generalmente admitida que el sector industrial y el sector de energías renovables en España debe ocupar parte del espacio que han de dejar en su ajuste el sector financiero y, especialmente, el sector de la construcción.
- Los países desarrollados como España responden así a las políticas industriales aparentemente exitosas llevadas a cabo por economías de rápido crecimiento tales como China o Corea del Sur.
Es, sin duda, un tema controvertido y complejo. La política industrial, definida como el intento de los gobiernos de promocionar el crecimiento de ciertos sectores o empresas, tiende cada vez más a establecer criterios de reparto en las ayudas. Se aúnan los objetivos de eficiencia y equidad buscando alcanzar al mayor número de empresas posible, independientemente de los sectores de pertenencia de las mismas. El objeto es garantizar un marco competencial en el que se desenvuelvan las empresas y un cambio estructural en la industria con la incorporación de la innovación como factor clave de competitividad. El dilema siempre existe entre:
- Los sectores a apoyar frente a los que no. Apoyar o reestructurar los sectores tradicionales, como la metalurgia, la automoción o el textil o tratar de construir nuevas industrias, tal y como sucede con las energías renovables, la robótica o la biotecnología.
- El reparto óptimo de fondos entre empresas y entre grandes empresas y PYMES. La nueva política industrial otorga una creciente importancia a las actuaciones indirectas accesibles para el conjunto de potenciales emprendedores.
- El grado de descentralización óptimo en la gestión de las ayudas. La tendencia apunta a una creciente descentralización con actuaciones adaptadas a las características de cada territorio.
En cuanto a la segunda pregunta, recientemente, en axesor hemos elaborado un informe (cuyas conclusiones iremos desglosando en posteriores artículos de este blog) en el cual se analiza el importe y el destino final de las ayudas en forma de subvención a las empresas españolas, y cómo éstas se reparten entre las empresas según tamaño, región y sector.
¿Quieres conocer el importe de las subvenciones concedidas a una empresa de tu interés? Recuerda que puedes encontrar esta información en el Informe axesor 360°, el más completo del mercado.
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Francisco Javier Ramos Juste, Gabinete de Estudios de axesor