A primera vista podríamos pensar que sólo las grandes compañías son capaces de conseguir la excelencia empresarial, pero no es así. La excelencia empresarial no depende de si una empresa es grande o pequeña, más bien de cómo está gestionada y qué resultados obtiene.
Por ejemplo, hay empresas de biotecnología que siendo medianas, han hecho inversiones en I+D, que le han permitido crear productos de alto valor, que han podido comercializar tanto dentro como fuera de España, proporcionando altos beneficios en la actual situación económica.