
Con el primer trimestre del año ya vencido, la estadística de ampliaciones de capital ha dado un brusco giro de 180 grados en la trayectoria que viene siguiendo desde los máximos de 2013. El importe registrado en el primer trimestre es de 11.191,38 millones de euros, el más elevado en tres años, con un crecimiento del 11,8% en la comparativa interanual. El año 2016 terminó con un saldo total de 32.413,6 millones de euros, el nivel más bajo en 10 años. El ejercicio 2017 había comenzado en una línea de apatía similar: las ampliaciones cayeron un 5% en enero y los importes se desplomaron un 22,7% en febrero, situándose en mínimos históricos. Con el grifo del crédito abierto y a plena capacidad operativa, gracias a la intensa labor de engrase del BCE, las operaciones de las grandes empresas caían en picado. Y son justo esas las que han dado la vuelta a la situación, consiguiendo que solo en el mes de marzo los inversores suscribieran ampliaciones por un importe nominal de 2.390,7 millones de euros, la cifra mensual más elevada desde julio del año pasado. El resultado es que el tejido empresarial español movilizó el pasado mes de marzo 4.290,06 millones de euros (+114%), el importe mensual más elevado desde noviembre de 2015. ¿Qué está pasando? La explicación de estos nuevos bríos que han cobrado las ampliaciones no está en el sospechoso habitual, el sector de actividades financieras y de seguros, sino en el de actividades profesionales científicas y técnicas (APCT), que se ha llevado casi uno de cada dos euros movilizados durante el mes pasado: nada menos que 2.087,6 millones de euros.