Hace más de una semana que el COVID-19 dejando cifras de contagios que ya alcanzan
los 244.523 en todo el mundo, y en España los 18.077 casos. Son cifras sin precedentes que desgraciadamente, pronto crecerán y quedarán desactualizadas. Si bien las vidas humanas y recuperar la normalidad sanitaria es lo más importante, existe otra crisis que sobrevendrá de la sanitaria, la económica. A finales de la semana pasada Funcas rebajaba las previsiones de crecimiento desde el 1,6% hasta el 1,5%. Dato que no se da por cerrado y que podría caer alguna décima más en función de cómo evolucione la crisis y de si se confirma que el escenario de recuperación pasa de la V a la U.
Dada la composición del tejido empresarial en España, con un 98% de autónomos y pequeñas empresas, es indudable que será la economía real las que peores cartas lleva en la partida. Es por ello por lo que el Gobierno aprobaba el pasado martes, una batería de medidas para paliar el impacto que puede acabar con cientos de miles de negocios a lo largo y ancho del país. Se inyectarán 200.000 millones de euros a la economía, “la mayor movilización de recursos de la historia de la democracia”, aseguró el Presidente del Gobierno. De ellos, 17.000 correrán a cuenta del Estado, otros 83.000 del sector privado y 100.000 se corresponderán con la línea de avales para facilitar liquidez a las empresas.