La banca española ha cerrado en 2016 uno de sus años más tormentosos. Las sentencias judiciales, los tipos de interés bajo mínimos, las nuevas provisiones inmobiliarias, la inestabilidad política internacional (Trump y Brexit) y la regulación cada vez más exigente han sido algunos de los grandes retos a los que se han enfrentado. Pero tras la tempestad, cada vez más entidades prevén la calma.
Uno de los primeros factores que invita al optimismo es el euribor. Tras un año en negativo y que esta tasa esté en febrero en mínimos –por debajo del -0,1%-, los bancos creen que ya se ha tocado suelo. Así se desprende, por ejemplo, de la última actualización estratégica presentada por Banco Sabadell ante los inversores. En ella, la entidad catalana anticipaba un euribor en positivo antes de que acabe 2017. Otras entidades no son tan optimistas, como CaixaBank, al apuntar que la tasa sobre la que se referencian la mayor parte de las hipotecas no saldrá de los números rojos. Aun así, el grupo catalán prevé que el euribor acabe este año por encima del nivel actual.